Kristin y Andrew: La búsqueda de sus pertenencias perdidas

Tercera ley de Newton “para cada acción hay una reacción igual y en el sentido opuesto”.




Esta anécdota es lo que llamaría Andrew una “colaboración entre los dos hermanos” como cuando dos de sus youtuber favoritos se unen y hacen un video juntos. 


Esta anécdota sucedió un sábado en la noche en que los padres de Andrew y Kristin decidieron enseñarles sobre la importancia de ordenar sus cosas cuando dejan de usarlas. 


—Mamá, ¿sabes dónde dejé mi libro? es que quiero leer un rato antes de acostarme —Gritó Kristin a su mamá desde su cuarto casi a las 7 de la noche del sábado. 


—No sé, ¡usted estuvo leyendo ayer! ¿Dónde lo puso? —le respondió ella en voz alta mientras preparaba dos tazas de té en la cocina.

—No recuerdo. ¿Usted no lo ha visto? —Gritó Kristin.

—¡NO!

—Mamá ¿no vio dónde dejé mi videojuego? lo quiero dejar a la par de la consola para jugar mañana después de desayunar  —le preguntó Andrew a su mamá al entrar a la cocina.

—No Andrew, no lo he visto.

—Papá ¿usted vio dónde dejé mi videojuego? le gritó Andrew al papá que estaba en la sala de televisión.

—No, pero es costumbre que usted y Kristin pierdan las cosas, y luego las estén buscando en la noche o a último momento. —dijo el papá un poco molesto— siempre pierden lo que necesitan y su mamá y yo tenemos que andar buscando.

—¿Será que algún día se van a acostumbrar a poner las cosas DONDE  van? —agregó la mamá molesta al comentario que hizo el papá.

—Ya casi es hora de que se acuesten los dos, sino las han encontrado, salados. —Ordenó el papá molesto— nosotros queremos descansar y ver tele un rato tomando nuestro té.

—No es justo, —discutió Kristin molesta— yo estoy segura que lo guarde pero no recuerdo dónde.

—Siempre es igual —le respondió la mamá mientras tomaba aire por la nariz y lo botaba por la boca para no perder el control— su papá tiene razón, nunca saben dónde dejan sus cosas. Nosotros queremos descansar y ustedes nos ponen a buscar cosas.


Kristin ya un poco enfadada se fue corriendo a su cuarto e intentó recordar dónde había guardado el libro al terminar de leer. Andrew por su parte seguía parado en la cocina preguntándose lo mismo. Pero los dos parecían tener la mente en blanco.   


—Vaya a su cuarto y lo busca —le sugirió su mamá.

—OK, pero no es justo, yo se que lo guarde —respondió él, mientras caminaba por el pasillo que se hacía más largo de lo habitual por lo despacio que iba Andrew, ya que no paraba de preguntarse «¿dónde había guardado el videojuego después de terminar de jugar el miércoles por la tarde?». También pasaba por su mente  «han pasado varios días es normal que se me olvide, no sé porque papá y mamá se molestan».


Tal vez ustedes pueden pensar que los padres de Kristin y Andrew no los quieren ayudar a buscar lo que perdieron. Pero la realidad es que era algo que les sucedía todo el tiempo. El problema no estaba en que olvidaban dónde pusieron las cosas, la complicación real estaba en que al presentar TDAH ambos tendían a perder cosas con facilidad debido a sus dificultades con la atención, la memoria, y la organización. Los padres eran conscientes de esto, pero era una lucha constante de repetir la indicación “guarden todo en su lugar para que luego no sea difícil encontrarlo”, algo que hacían cuando se les decía, pero que olvidan hacer cuando no eran supervisados. 



Resulta que el miércoles en la tarde Andrew decidió jugar con su juego favorito.


—Mamá, voy a jugar con la consola.

—Recuerde dejar todo en su lugar al terminar.  

—Ok.


Andrew tomó la caja del video juego la colocó en el sillón, luego agarró la consola,  procedió a sacar el chip de la caja, luego lo puso, y se sentó a jugar. Al terminar no vio la caja, esta se había resbalado por debajo del almohadón grande del sillón cuando Andrew se movía al jugar.


 «¿Qué se hizo la caja?» se preguntó  mientras buscaba en el suelo, debajo del sillón, y alrededor de los almohadones pequeños. —Mamá, ¿Usted vio que se hizo la caja del videojuego?


—No, yo no he estado en la sala —le respondió ella— búsquela, por ahí debe de estar.


Andrew buscó por donde estaban las otras cajas de los juegos, en la mesa de la sala. Pero no encontró nada, al final vio que ya casi era la hora de la cena y tenía mucha hambre. Entonces pensó «voy a dejar el chip dentro de la consola, cuando aparezca el estuche lo guardo». Después prosiguió con su semana, y obviamente olvidó que no había encontrado la caja del video juego y que dejó el chip en la consola.


 Por lo general cuando Andrew se sentaba a jugar parecía que no sentía hambre, sin embargo al terminar sentía un hueco en el estómago que necesitaba llenar urgentemente y por esa razón dejaba todo botado para comer o ir al baño. 


Ⅲ 


Por otro lado, Kristin el viernes en la noche antes de acostarse a dormir se recostó a leer en su cama. Tenía una manera muy peculiar de leer en la cama, según su mamá. Ella se recostaba boca abajo para el lado donde van los pies. esa noche estaba un poco fría por lo que se colocó el edredón para no sentir frio mientras leía. 


—Kristin, ya casi es hora de dormir, venga y se lava los dientes. —Le dijo su mamá de pie junto a la puerta del cuarto. 

—Ok —respondió Kristin, mientras colocaba el separador de páginas en el libro.


Luego se puso de pie y dejó el libro sobre la cama, al enderezarse el edredón cayó encima del libro y lo cubrió. Ella fue al baño, se lavó los dientes, orinó, fue a la cocina a tomar un poco de agua y luego regresó al cuarto, acomodó la cobija, apagó las luces y se acostó a dormir. Obviamente olvidó que el libro quedó sobre la cama. 


La mañana del sábado Kristin se levantó temprano, dobló la cobija, acomodó y extendió un poco el edredón sin quitarlo como su mamá le decía que debía hacerlo para que quedara bien acomodada, por eso no se dio cuenta que el libro seguía en la cama debajo de todo. 


Era difícil para ellos recordar dónde habían colocado tanto el video juego como el libro, porque no los habían guardado, solo los dejaron en un lugar sin prestar atención.   


La noche del sábado ambos se acostaron a dormir molestos porque sus padres no les ayudaron a buscar sus cosas y porque no recordaban dónde las habían dejado.



La mañana del domingo toda la familia se levantó temprano, desayunaron waffles y más tranquilos no se tocó el tema de las cosas perdidas.  


Andrew ya tranquilo y resignado le dijo a su papá y mamá:

—No encontré el video juego, voy a jugar otro. 

—Está bien —le dijo la mamá— pero al terminar tiene que buscarlo no pudo haber desaparecido de la faz de la tierra. Pero, primero lave su plato y vaso. 

—Ok.


Luego le dijo a Kristin —usted puede ir a acomodar bien su cama, ayer no extendió bien la sábana porque no quitó el edredón, parece que no se acomodo ni ayer ni hoy. 


—Sí mamá —respondió ella, mientras esperaba que Andrew terminara de lavar para luego hacerlo ella. Al terminar Andrew se fue a la sala, y Kristin a su cuarto.


Andrew ya había escogido otro juego y estaba por introducirlo en la ranura cuando vio el chip en la consola. 

—Papá, hay otro chip aquí.

—¿Cómo va a haber otro ahí, Andrew?

—No sé, seguro lo dejé por error.

—Por error —repitió su papá mientras lo sacaba— ¿Este no es el video juego que usted buscaba ayer en la noche?


En ese instante todos los recuerdos vinieron a la memoria de Andrew. —Sí cierto, el miércoles no encontré la caja y dejé el chip ahí. —dijo Andrew al recordar.


—¿Por qué no le dijo a su mamá que le ayudara a buscarla? 

—No sé, pensé que me acordaría que lo deje ahí.

—Y ¿Dónde buscó la caja? 

—Por debajo del sillón, por los almohadones pequeños, pero tenía mucha hambre entonces decidí dejarlo ahí.

—Andrew,  ¿qué le hemos dicho de no parar de jugar para ir al baño o comer algo si siente hambre? —le preguntó el papá.

—Sí —respondió él— que siempre que empiezo a jugar no paro ni para ir al baño o a comer y que me voy a enfermar de los riñones o me va a dar gastritis por aguantar.

—¿Entonces por qué no pausa el juego y hace lo que tiene que hacer? —lo repitió su papá por milésima vez— además usted no recuerda que a veces se nos van las cosas por debajo del almohadón grande.

—Ah, sí —respondió él, mientras se rascaba la cabeza, luego movió el almohadón y encontró la caja— Sí, aquí está la caja papá. 

—¿Qué le hemos dicho su mamá y yo muchas veces? 

Andrew sintiéndose regañado por su papá respondió —Que luego de sacar el chip y antes de jugar coloque la caja donde va.

—¿Qué más?

—Que por no colocar las cosas donde van no las encuentro.

—¿Y qué le hemos dicho de no parar de jugar?

—Que me voy a enfermar por no parar de jugar para hacer mis necesidades o comer algo.

—Recuerde es más fácil encontrar las cosas si las ponemos donde van, a su mamá y a mí también nos pasa eso cuando no ponemos las cosas donde van. 

—Sí papá, tiene razón. Respondió Andrew mientras empezaba a jugar.


Mientras esto sucedía en la sala, Kristin en su cuarto doblaba la cobija y arrollaba de arriba hacia bajo la sábana y el edredón de su cama para quitarlas y luego extenderlas mejor. «Pof», escuchó ella caer algo al pie de la cama cuando quitó todo.


 «¿Qué se cayó?» —se preguntó ella al revisar al pie de la cama. —¡El libro! —exclamó emocionada al correr donde se encontraba su mamá— ¡El libro, mamá, encontré el libro!

—¿Dónde estaba?

—En mi cama, seguro el viernes lo dejé ahí y el edredón lo tapo, es que me cobije con él porque tenía frío.

—¿Qué le hemos dicho su papá y yo? —le preguntó ella— infinidad de veces.

Sintiéndose regañada y con cara de tristeza ella respondió —Que apenas termine de usar algo lo tengo que colocar donde va.

—No la estoy regañando —le dijo su mamá— solo se lo recuerdo, porque siempre les pasa esto a usted y a Andrew.

—Está bien, voy a terminar de acomodar mi cama y leo un rato.


Aunque parezca que ese día aprendieron una lección y no lo volvieron a hacer, la realidad es que es algo difícil para ellos, pero no imposible. Las personas con TDAH pueden tener dificultades con el funcionamiento ejecutivo, que incluye la planificación, la concentración, la memoria, y el autocontrol. 


A veces colocan las cosas en algún sitio porque quieren ir a hacer otras cosas, como lo hizo Kristin, o actúan impulsivamente por diferentes razones como lo hizo Andrew, era más fácil dejar el chip en la consola que buscar bien la caja. El problema es que luego olvidan lo que sucedió y les crea otras dificultades.


Es necesario trabajar desde la niñez en el fortalecimiento de las funciones ejecutivas con actividades y estrategias para mitigar las dificultades que les pueden producir la falta del desarrollo de estas a lo largo de la vida. 





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