Les puedo ser sincera al decir, que,
aunque había oído hablar sobre el autismo, pensaba que este podía presentarse
de una sola forma “profunda”, lo que se debía a que únicamente había visto en
televisión niños o niñas que presentaban situaciones difíciles en que él o ella
eran un grado 3, grado en que la persona requiere apoyo constante en su vida
cotidiana. Nunca llegue a relacionar el autismo con los niños o niñas que
presentaban síndrome de Asperger, el cual hoy en día es clasificado como un
grado 1, en que la persona por sus características puede requerir un apoyo
mínimo en algunas áreas.
Todo eso cambio en el momento que mi
hijo llego a mi vida, mi percepción sobre el autismo y lo que implicaba en la
vida de las familias, ya que este no puede ser clasificado en grados como lo
hacen ver medicamente. Este se presenta de múltiples formas y todas las
personas con autismo son diferentes, sin
importar el grado que se les haya asignado un médico, no trato de decir que
estos profesionales no tengan conocimientos, solo que la realidad que se vive
en un hogar en el cual hay una persona con autismo no puede clasificarse por
grados.
En esta sección de Menteducablog,
les voy a relatar sin un orden en específico como mi hijo persona con autismo,
mi esposo, hija y mi persona; hemos aprendido a convivir con este trastorno, y
lo más importante entender las implicaciones o miedos que pueden surgir en una
familia a partir del diagnóstico.
Diagnóstico de Thiago
Luego de un embarazo difícil en que
estuve en reposo absoluto los primeros 2, y presión arterial alta, razón por la
que debió ser inducido el parto a los 8 meses, historia larga pero no tan
importante aquí. Inicio, expresando que desde su nacimiento Thiago fue
distinto de muchas formas y presento comportamientos que por desconocimiento
llegamos considerar normales. Puede que algunos o muchos de estos se debieran
al autismo, puede que no, nunca lo sabremos a ciencia cierta, pero, les aclaro
que a lo largo de los años muchos permanecen y otros han cambiado.
En sus primeros meses, Thiago
cumplió con todos los hitos del desarrollo establecidos para la edad, aunque naciera
a los 8 meses de forma prematura, el único en el que siempre ha presentado un
atraso es el lenguaje oral, hasta el punto de que a los casi dos años sus
únicas palabras eran: papá, no y agua.
Un breve repaso de muchos de los
comportamientos que presentó Thiago, muy pequeño de meses, recuerdo que movía
las manos y brazos generalmente cuando estaba feliz emitiendo ruidos con la
boca, esto hasta la fecha lo hace cuando
está ansioso; ya más grade cuando caminaba, al llamarlo por su nombre no
respondía y no volvía a ver a la persona que le hablaba, parecía no escuchar,
tampoco mantenía contacto visual con nosotros, en contadas ocasiones con migo,
imagínenme dudando de nuestras sospechas, ya que me miro directo a los ojos;
muy pocas veces alineo juguetes pero si lo hizo, él era más del tipo de colocar
todos los juguetes en los sillones y no dejar
que los tocáramos o nos sentáramos, para que no se desordenaran, y si de
casualidad movíamos uno; él venia de donde estaba para acomodarlo. Tuvo muchas
rabietas o crisis, en todos los lugares que ustedes se puedan imaginar
supermercado, cine, hospital, entre muchos otros lugares.
Muchos de los comportamientos fueron
presentados por mi hijo en distintos lugares o etapas del desarrollo y por
desconocimiento sobre el autismo y pensar que solo existía un tipo , en ese
momento era difícil atribuirlos a que nuestro hijo podía ser un niño con
autismo. Lo único que fue una preocupación constate en nuestra familia era el
pequeño gran detalle que Thiago no avanzaba en el lenguaje.
La psicopedagoga de la familia lo
valoró y recomendó realizarle exámenes del oído (audiometría), la que se hizo parcialmente,
pero se descartó una dificultad auditiva, luego de esto se decidió ir donde un especialista
para descartar o confirmar cualquier trastorno. Por supuesto el diagnostico de mi hijo a la edad de 3 años: Trastorno del
espectro autista (TEA), el cual no lo define como persona solo lo hace ser un
niño inmensamente amoroso, divertido y hace que nuestra vida sea un poco diferente
para bien y para mal.
A partir de ese diagnóstico en el
que Thiago y el resto de la familia ha recorrido un largo camino en el que aprendimos
a convivir con el autismo.
Aprender a observar y analizar los comportamientos de mi hijo
Cuando un hijo o hija puede
comunicarse de forma verbal o hablar todo es mucho más fácil, desde todo punto
de vista, usted le pregunta, él o ella, le responde, si les duele alguna parte
del cuerpo o sienten alguna molestia, el niño o la niña lo puede expresar. Pero
cuando su hijo o hija no se comunica de forma verbal por alguna razón, como
padres y madres debemos aprender a hacer malabares y lograr entender, ya que
muchas de las crisis que se presentan en la infancia de los niños y niñas con o
sin diagnóstico de autismo son debido a que las personas adultas no entendemos
lo que desean expresar. Esto lo aprendí de una forma que NO me hace sentir orgullosa,
pero es parte de mi experiencia con el autismo.
Les cuento, mi hijo en sus primeros
años de vida tuvo un lenguaje muy limitado, sus únicas palabras: “papá”, “no” y
“agua”; por lo que muchas veces era difícil entender muchos de sus
comportamientos o lo que quería expresarnos. No recuerdo la edad en que sucedió
lo que les voy a relatar, pero creo que podía tener 2 años más o menos.
Primero, desde que mi hijo empezó a gatear, mi suegro hizo barandas para evitar
accidentes, una en la puerta principal para que no pudiera salir afuera y otra
en la de la cocina para que no pudiera entrar; dejándole a él todo el espacio
de la sala y pasadizo para jugar. En ese espacio, el tenía sus juguetes, libros
para colorear crayolas, de hecho, las barandas estaban decoradas con rayas de
todos los colores, gracias a mi hijo.
Generalmente, mientras que yo
estuviera en la cocina mi hijo permanecía en la sala con la puerta principal
abierta y la baranda colocada, un día mi hijo estaba parado enfrente de la
baranda de la puerta principal llorando y gritando, también señalaba hacia la
calle, lo alce, busque a su alrededor y termine cerrando la puerta, él lloro un
poco más y se terminó calmando. Pero la
dolorosa realidad era que yo NO comprendía porque lloraba mi hijo. Dos horas
después mi suegra juntó de la acera en una parte en donde obviamente no se veía
una “crayola”, seguramente, él había lanzado su crayola favorita afuera sin que
yo me diera cuenta, entonces mi hijo lloraba porque quería su crayola, y yo
nunca logré entender.
Ahora, me puedo poner en sus zapatos
en ese momento en específico, entiendo
lo que es querer recuperar algo y no poder, solo porque las personas que están
a mi alrededor no me comprenden, el temor que pudo haber sentido al creer que
no iba a recuperar su crayola; desde nuestro punto de vista como personas
adultas podemos pensar él debía entender que “la podía recuperar cuando mamá
saliera y la viera más tarde”, pero desde el punto de vista de un niño o niña
eso es incierto, en esa etapa de la niñez no se tiene esa perspectiva a futuro,
solo se tiene el ahora.
Aunque yo comprendía que mi hijo no se
comunicaba de forma verbal y que siempre debía buscar una razón del llanto o la
crisis, en ese momento aprendí que no es suficiente con buscar por encima,
cuando su hijo o hija con autismo no puede expresar algo de forma verbal es
necesario observar, analizar; ser casi un detective para poder entender el
porqué de algún comportamiento o crisis que se esté dando.
Por supuesto con los años es un poco más
fácil, pero al inicio es motivo de frustración para ambos, tanto para el niño o
la niña que no puede expresar su molestia (perdida objetos, dolor en alguna
parte del cuerpo, enfado por que no pudo hacer algo que quería, entre muchas
más), como para el adulto que no entiende que sucede en realidad y no encuentra
respuesta o solución.
Espero que esta pequeña experiencia
les sea de apoyo.
Lo que nadie te dice
Desde el primer día, el medico que
diagnosticó a nuestro hijo, nos dijo, “el camino es largo y hay que empezar con
la terapia ya” dejando claro que no había que perder tiempo. Además, nos brindó
un montón de información. Al buscar en internet un poco más sobre autismo,
puedo decirles que encontré todo tipo artículos, libros que hablaban de: causas
antiguas en las que se culpabilizaba a la madre; así como recientes dando
énfasis a la genética humana, tipo de alimentación que tiene el niño o la niña,
las dietas recomendadas por un sin número de especialistas y por supuesto, los
relatos de cómo mi hijo o hija se curó del autismo.
Puedo decirles que sobra información
sobre este trastorno en internet, redes sociales y libros, sin embargo, nadie
escribió sobre lo difícil que puede llegar a ser vivir en una sociedad en que
la normalidad es la regla, en la que una persona tiene que mostrar rasgos
visibles de la discapacidad que presenta para ser comprendido. Algo que el
autismo a diferencia se reserva, todas sus características son poco visibles e
imperceptibles, y luego de que lo conoces, entiendes todas sus singularidades, por
supuesto esto es porque convives con el autismo todos los días, llegando al
punto de notar muchas de las particularidades
en una persona a la distancia.
Nadie escribió que vas a ser notada
por todos los padres y madres que se encuentran a tu alrededor, porque tu hijo
juega o se comporta diferente al resto, lo que no está mal ya que llegas a
disfrutar muchos de esos juegos, o porque tu hijo llora desconsoladamente
debido a que no había de su helado favorito; o por su insistencia por avanzar
rápido cuando estás haciendo una larga fila. ¡No! nadie te dice que vas a ser
criticado por ser ese “mal padre” o esa “mala madre” que no regañó a su hijo
cuando tuvo una crisis en medio de cualquier lugar.
Nadie te dice que vas a tener que
luchar una y otra vez por los derechos que tiene tu hijo o hija, derechos que
todas las personas conocen y dicen respetar, ya que hoy en día la inclusión en
la sociedad de las personas con discapacidad de todas las edades es un boom.
Pero a pesar de eso cuando pides que se le brinden apoyos que son establecidos
por ley en el país muchas de las labores administrativas al solicitarlos
retrasan el trámite, peor aún, en ocasiones personas que parecen no entender la
situación que vive tu hijo todos los días en los diferentes entornos llegan a tomar
más tiempo del necesario solo para realizar un trámite, luego, se molestan y
quejan cuando uno sube un peldaño en la cadena de mando para validar los
derechos de su hijo o hija.
Parece que nosotros tenemos que esperar más
tiempo del necesario en cada lugar, institución, y que cuando solicitamos algún
apoyo es simplemente porque queremos molestar, ¡No! Cualquier solicitud de
parte nuestra es porque nuestro hijo o hija lo requiere.
No te dicen que con los años se
aprende a no tomar nada de forma personal, sea la cara de desaprobación de la
persona que está a tu lado o ese comentario fuera de lugar, ya que comprendes
que todo depende del ángulo del que se mire, y más importante aún porque como
padres o madres nos hacemos más fuertes.
Tampoco, te dicen que cada lucha o
batalla en la que tengamos como meta el bienestar de nuestro hijo o hija es
pagada con una sonrisa, caricia, beso o abrazo que guardas en tu corazón y
memoria por siempre.
Podría seguir con una lista
interminable de cosas positivas o negativas “que nadie te dice”, pero prefiero que,
si usted lector tiene otras las escriba en los comentarios 💬, y si me lo permiten
las escribo en una esta lista de “lo que nadie te dice”.
¡Mi hijo inicia el colegio! Una nueva etapa en ns vidas
A pocos días que mi hijo inicie un nuevo curso lectivo, esta vez en un nivel educativo avanzado, el III Ciclo de Educación Diversificada en Costa Rica. Recuerdo con un poco de nostalgia esos primeros días en la escuela de enseñanza especial o los meses tan caóticos en el preescolar de la regular. Siento que el tiempo paso lento todos esos años, tuvimos que superar muchas barreras y abrirnos campo en este mundo tan normalizado, esto nos dejó enseñanzas y lo más importante experiencia para actuar en el futuro, así como disfrutamos de triunfos.
Tampoco, olvido que esos años le dejaron a mi hijo amigos y amigas , los que lo acompañaron con paciencia y amor, ellos hicieron que él se sintiera aceptado y querido. A mí me permitieron conocer personas que estuvieron a mi lado y que comprendían mi situación de madre de un niño dentro del espectro autista. Me brotan lágrimas de los ojos al pensar que nunca estuvimos solos, que siempre hubo alguien a lado nuestro y nos acompañó en ese proceso, además de la familia. Me siento triste, ya que nuestros caminos se separan de los suyos , sin embargo, sé que la huella que ellos dejaron en nuestra vida es igual a la que dejamos en las suyas .
No nos separamos del todo, por el hecho de que seguimos teniendo una amistad, además nos une la empatía y comprensión mutua.
Espero con temor, ansias y felicidad esta etapa, sé que va a venir con muchos retos, pero a la vez con sueños y triunfos, esto porque no olvido que la vida no es fácil y que debe existir el equilibrio en esta para que aprendamos a disfrutarla.
Gracias por leer hasta el final la pequeña reflexión que les comparto.
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