Los fines de semana para la familia de Andrew por lo general son tranquilos, por no decir monótonos, se hacen tareas escolares, se alistan los materiales para las clases de la siguiente semana, algunas labores de la casa y diligencias o compras en tiendas. Este fin de semana fue un poco distinto, no tanto por el cambio de rutina, sino por lo que sucedió.
Con unos días de anticipación se le informó a Andrew que ese sábado iban a asistir a la apertura del gran supermercado, la que habían anunciado toda la semana. Lo que a pesar de ser un cambio en su rutina, llamó su atención, en sus pensamientos solo estaba la frase mmm… puedo encontrar juguetes nuevos de mis videojuegos favoritos.
Era conocido por todos los demás miembros de la familia que la debilidad de Andrew eran los juguetes de videojuegos, los que por supuesto buscaba en cada tienda o supermercado al que iba.
Ⅰ
Ese día todos se levantaron temprano y emocionados, comieron el desayuno. Todo iba transcurriendo de forma normal, la típica mañana en la que Andrew luego de terminar de desayunar quiere bañarse, pero antes de hacerlo le pidió ayuda a su mamá para alistar la ropa; para él poder tomar su acostumbrada ducha caliente antes que todos en la casa.
Mientras ambos estaban escogiendo la ropa, Andrew se percató de que no estaba su pantalón favorito.
—Mamá, ¿dónde está mi pantalón negro? el de tela de algodón. —preguntó Andrew a su mamá.
—Uy Andrew, lo lavé ayer, todavía está mojado. —Andrew hizo una cara de desagrado y permaneció en silencio, mientras ella continuó hablando—. Tiene que usar el otro pantalón, el de mezclilla.
—Pero ese pantalón no me gusta, a veces siento un poco de picazón en mi piel. —Replicó él, luego respiró y añadió—. No entiendo ¿por qué lo lavo ayer? —ya con mal genio.
Ella al ver que él estaba empezando a molestarse le recordó —Mi amor, ¡Ya se le olvidó que usted lo manchó el jueves con la comida! —mientras lo miraba directo a la cara— y si lo dejaba sucio se iba a manchar.
—Está bien, voy a usar ese. —Replicó Andrew con cara de desagrado, mientras caminaba hacia el baño.
—Bueno, cuando salga del baño se seca, se pone el boxer, las medias y luego de ponerse los pantalones busca una camiseta que le guste. —Le indicó su mamá como lo hacía de manera habitual, era la única manera para que Andrew no tardara tanto vistiéndose.
Luego, de 5 minutos la madre de Andrew como era costumbre lo empezó a apurar.
—Andrew, salga del baño tenemos que bañarnos los demás, apúrese.
—Voy, solo me falta el jabón.
Cuando habían pasado otros 5 minutos ella lo volvió a llamar. —Andrew tenemos que bañarnos los demás… ¿Ya va a salir? Vamos a llegar tarde.
Al escuchar esto Andrew recordó que iban para el nuevo supermercado se terminó de echar agua en el cuerpo y gritó —Sí, ya voy.
Mientras los demás se bañaban y alistaban, Andrew comenzó a vestirse, se sentó en la cama, se colocó las medias, luego el boxer, y ya iba a ponerse la camiseta cuando vio que su mamá no le había puesto ninguna sobre la cama.
Al no verla gritó —Mamá ¿y la camiseta?
Ella no lo escuchó bien por lo que gritó desde su cuarto—¿Cómo? no lo escucho bien .
Él le volvió a gritar —¡Qué no encuentro la camiseta! —, mientras que ella caminaba hacia el cuarto de él.
Al llegar al cuarto observa a Andrew a medio vestir y le dice —Andrew, cuando usted se estaba metiendo al baño le dije que se pusiera el boxer, las medias, el pantalón, para que no estuviera en ropa interior y que luego buscara una camiseta que le gustara.
—AH, Si´´i´´i´´. —Afirmó Andrew— pero, quería ponerme de último los pantalones porque me pican en la piel y no entendí que yo debía buscar la camiseta, pensé que usted la había puesto en mi cama.
Ella respiro profundo y le indicó —Bueno, escoja una y se termina de vestir. No esté así, si hay un temblor o una emergencia en este momento tiene que salir sin ropa a la calle. —Frase típica de mamá que siempre dice.
—Está bien. —respondió él.
Ⅱ
Una hora y media después todos estaban listos. —Ya es hora, vámonos. —Dijo la mamá un poco estresada—. Siempre es lo mismo, tenemos que empezar a alistarnos desde que nos levantamos, parece que no quieren ir o que no saben que es difícil encontrar donde parquear el carro.—Añadió un poco molesta.
—Entonces vamos a apurarnos, suban al carro —dijo el papá para que la mamá no se molestara más. Todos se montaron y partieron hacia el supermercado.
Cuando iban en el carro, Andrew sentía un poco de picazón en las piernas ya que la tela del pantalón las rozaba. No mucho, pero lo suficiente para que le molestara. Y aunque él había escogido una camiseta que le gustaba, olvidó verificar que no tuviera la etiqueta en la parte de atrás, su mamá siempre las recortaba pero a veces lo olvidaba. Por lo que también sentía una sensación molesta en la nuca.
Ⅲ
Al llegar, por pura casualidad alguien estaba desocupando un sitio en el parqueo, por lo que pudieron parquear rápido. Al bajarse del carro se podía escuchar la música aunque la entrada donde estaban colocados los parlantes se encontraba un poco lejos.
A Andrew por lo general no le molestaban los sonidos fuertes, pero ese día era diferente ya que se sentía indispuesto por la molestia que causaba la ropa en su piel. Razón por la que parecía que la escuchaba muy fuerte. Sin embargo, la ilusión de buscar un juguete de sus videojuegos favoritos hizo que no le tomara mayor importancia al ruido.
Para entrar al supermercado tuvieron que hacer fila por la cantidad de personas que querían entrar. Cuando logran entrar, lo primero que quería hacer Andrew era ir a ver los juguetes.
—Vamos mamá, quiero buscar dónde tienen los juguetes.
—Vamos de una vez. —Le respondió ella, luego le dijo al papá y la hermana— vayan a ver ustedes por ahí, mientras Andrew y yo vamos a ver si encontramos donde están los juguetes.
—Está bien —respondió el papá. Luego él y ella caminaron hacia otro lado.
Ⅳ
Andrew y su mamá se fueron a buscar los juguetes, por la gran cantidad de personas en el lugar ella le dijo a Adrew, —camine delante de mí para no perderlo de vista. —Luego empezaron a buscar por todos los pasillos.
Mientras ambos caminaban tocaban con sus brazos a la gente que estaba a su alrededor, ya que era difícil no hacerlo con tantas personas en el lugar. Andrew ya no solo sentía la molestia que le ocasionaba su ropa, también al rozar su brazo con el de otras personas sentía en la zona que tocaba a la otra persona un frío extraño a causa del sudor que le quedaba, y aunque se pasaba la mano no podía quitarse esa sensación que le incomodaba. Ya que sentía que el sudor de la otra persona seguía ahí por más que lo intentara quitar. A pesar de sentir esas molestias no le dijo nada a su mamá mientras caminaba.
Al encontrar el pasillo de los juguetes Andrew se decepcionó, ya que eran los mismos que podía encontrar en otros supermercados.
—Ahhh, no veo ninguno nuevo o diferente. —le dijo a su mamá con una cara triste.
—Sí, son los mismos de siempre. —le dijo ella mientras lo tomaba de la mano—. Ahora vamos a buscar a su papá y a su hermana para ver qué más encontramos.
Empezaron a caminar otra vez por lo pasillos llenos de personas, Andrew seguía sintiendo en su brazo el sudor de las personas que lo chocaban sin querer, la sensación extraña en la nuca a causa de la etiqueta y la picazón en sus piernas no paraba por más que intentaba no prestarle atención.
Ⅴ
Al llegar al área de las carnicerías su cuerpo no pudo resistir más, Andrew que había estado soportando todo ese rato tantas sensaciones incómodas para él. Pero en ese preciso instante todos sus sentidos parecieron reaccionar, ya no solo era su piel, ahora a su nariz llegaron todo tipo de olores a comida que preparaban para las muestras que ofrecían a las personas, tal vez su molestía no era un olor en específico, era la cantidad de olores que se podían percibir, los que revolvían su estómago produciendo náuseas, que aunque podía contener era difícil para él.
A la vez a sus oídos llegaba el sonido de la música como un golpe de martillo en sus tímpanos y cabeza “BAM, BAM” los que se revolvían con las miles voces de las personas a su alrededor. El brillo de las luces pegaba en sus ojos como el sol del mediodía y aunque él cerraba sus párpados parecía que la luz los atravesaba.
Andrew tenía muchas sensaciones en su cuerpo las que por alguna razón no podía controlar, lo que le aceleró el corazón a tal punto que sentía que le iba a romper el pecho de lo duro que lo golpeaba por dentro, por otro lado sus manos se sentían frías y mojadas a causa del sudor, por su frente también bajaron gotas de sudor. Intentó taparse la nariz con el cuello de la camiseta y con ambas manos los oídos, sin embargo seguía percibiendo el olor de las diferentes comidas que aumentaban sus náuseas, los sonidos a su alrededor seguían golpeando sus tímpanos, sin dejar de percibir las molestias en el cuello y las piernas.
Andrew se dio cuenta que no podía dejar de sentir todas esas molestias, su respiración se aceleró y por sus ojos brotaron lágrimas acompañadas de gritos que todos a su alrededor escuchaban. Su madre al verlo así lo tomó de la mano, y a como pudo lo sacó del supermercado. Ella no entendía qué le sucedía, pero sabía que Andrew no estaba bien. Mientras caminaban las personas que veían a Andrew murmuraban sin saber lo que le pasaba.
Ⅵ
Cuando por fin salieron del supermercado y caminaron a un espacio apartado del ruido de la música, —¿Andrew qué tiene? —le preguntó ella, mientras tanto él intentaba controlar su respiración para poder hablar, a la vez se limpiaba las lágrimas de sus ojos y el sudor de la frente.
Unos minutos después él se sintió tranquilo y pudo decirle a su mamá —No sé, me sentí mal cuando empecé a sentir el olor fuerte de las comidas, sentí náuseas y las voces de las personas junto con la música eran tan fuertes que no podía dejar de escucharlas y no he parado de sentir picazón en las piernas por el pantalón, también me pica la nuca por la etiqueta que usted no cortó.
La mamá de Andrew sabe que él tiene cierta sensibilidad a las texturas de la ropa, por esa razón ella corta las etiquetas. También que por eso a él le gusta usar ciertas prendas más que otras. Pero no sabía que algunos olores o que muchos ruidos juntos podían causarle molestias.
Días después al investigar sobre el tema ella entendió que Andrew sufrió una crisis sensorial y que el detonante principal fue la sensación que provoca la tela del pantalón y la etiqueta de la camiseta en su piel. Se dio cuenta que las otras molestias surgieron porque él ya estaba indispuesto, y además en el supermercado había mucho ruido y distintos olores por lo que el cerebro de Andrew no pudo procesar toda la información que recibía en ese momento del entorno lo que lo llevó a tener una sobrecarga sensorial.
También se dio cuenta que aunque a Andrew le sucedió por ser una persona dentro del espectro autista, esto le podría pasar a cualquier ser humano por diferentes razones.
Ⅶ
Ese día ella llamó al papá de Andrew que estaba aún dentro del supermercado y le explicó lo que le había sucedido. La hermana de Andrew y el papá compraron algo para comer y salieron para regresar a la casa.
Un sábado que parecía ser diferente para ellos, en realidad lo fue. Por primera vez la familia de Andrew comprendió que muchas de las rabietas que Andrew mostró cuando era pequeño y no hablaba pudieron deberse a sobrecargas sensoriales que le detonaron la crisis.
Muchas veces juzgamos a las personas a nuestro alrededor por comportamientos extraños para nosotros o los niños que parecen estar teniendo una rabieta. Sin embargo, no sabemos qué hay detrás de esos comportamientos.
Si no tenemos la posibilidad de ayudar, alejémonos y no seamos un problema más.
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