Dificultades en la Integración sensorial

Tercera ley de Newton “para cada acción hay una reacción igual y en el sentido opuesto”.


Integración sensorial 



Si usted piensa que su hijo o hija tienen reacciones exageradas a olores, ruidos o al tener contacto con diferentes texturas. O cuando está sentado se retuerce como si su asiento tuviera algo que lo punzara. Puede que su hijo tenga dificultades en la integración sensorial. En este artículo te explico un poco sobre el tema.

Primero, es preciso aclarar que las dificultades en la integración sensorial no pertenecen al área de educación especial, estas son tratadas por las terapeutas ocupacionales. Sin embargo, es indispensable que los padres conozcan sobre estas, así como la forma en que pueden manifestarse y afectar en la vida cotidiana de los niños o niñas que lo presentan. También se debe recalcar que aunque estas dificultades están asociadas comúnmente con las personas con TEA, TDAH u otros trastornos, estas pueden observarse en niños o niñas que nos los presentan.

Para entender un poco sobre las dificultades en la integración sensorial, iniciemos respondiendo la siguiente pregunta:

¿Qué es la integración sensorial?


La integración sensorial cumple una función importante en nuestro cuerpo y en las actividades que realizamos cada día. Para que se lleve a cabo se requieren de dos sistemas: el sensorial y el perceptivo.


Por un lado, nuestro cuerpo recibe estímulos por medio de los sentidos (tacto, vista, olfato, gusto y oído), la información recibida viaja hasta el sistema nervioso central donde se percibe, organiza e integra al sistema perceptivo. Posterior a que se integra la información se produce la respuesta motora para la cual se selecciona y realiza un movimiento específico en nuestro cuerpo.

O sea, cada estímulo que nuestro cuerpo recibe viaja a nuestro cerebro para que sea integrado permitiéndonos dar una respuesta, la interacción sensorial ocurre de forma rápida. Por ejemplo, si una persona siente un pinchazo de aguja en el dedo, la sensación de dolor viaja desde la piel hasta el cerebro donde se recibe y es integrada al sistema perceptivo para que se dé la respuesta motora de mover el dedo. Nuestra respuesta es automática, pero, ¿qué sucedería si no sintiéramos el pinchazo por alguna razón? Probablemente, nos lastimaremos más con la aguja, ya que no moveremos el dedo de inmediato.

Ahora, en el TEA las dificultades de integración sensorial son más severas ya  que les puede producir hiposensibilidad e hipersensibilidad detonando crisis o hasta lesiones graves. Por ejemplo, en la hiposensibilidad la  tolerancia al dolor es alta, o sea que pueden llegar a tocar algo caliente, y al no sentir el dolor de forma inmediata pueden sufrir quemaduras graves. O al contrario en la hipersensibilidad en la que sentir el roce de la etiqueta de su ropa es molesto ya que siente como si una lija rozara su cuerpo. 


En cambio las dificultades en la integración sensorial en niños o niñas que no presentan algún trastorno  se pueden observar de formas diversas. Para explicar esto empecemos con decir:


¿Qué son las dificultades de integración sensorial? 


Las dificultades de integración sensorial se evidencian cuando el cuerpo de la persona no reacciona adecuadamente a los estímulos del entorno, por un lado puede que ante un estímulo la persona reaccione de manera exagerada o no reaccione y busque los estímulos por falta de sensación.


Es importante entender que la forma en que el cuerpo percibe el estímulo puede dar como resultado en niños o niñas reacciones exageradas, ya que ellos muchas veces no comprenden qué les sucede o no saben cómo expresar lo que sienten. Por lo que sus reacciones pueden ser el evitar algunos estímulos o al contrario buscarlos en su entorno. Esto afecta de alguna manera su comportamiento en los ambientes en que se desenvuelve. Al no saber cómo expresarse puede llegar a mostrar respuestas inapropiadas, como agresión, rabietas, llanto  o  abstinencia. 


Por así decirlo, son esos niños o niñas que ante muchas actividades cotidianas reaccionan con llanto y enojo, debido a que los estímulos de su entorno son percibidos como una amenaza, así como son incómodos o hasta dolorosos. También se  debe considerar que el estrés puede ser un detonante que aumenta los síntomas de las dificultades de integración sensorial lo que hace que algunas veces se presente más sensibilidad que otras.


Otro aspecto es que para un niño o niña con dificultades en la integración sensorial puede ser difícil permanecer sentado. Se los explico  desde esta perspectiva, un niño sentado en un salón de clases que puede llegar a sentir el respaldo de su silla incómodo o la tela de su uniforme le raspa las piernas.  Es un niño que va a moverse mucho o ponerse de pie repetidas veces, por lo que lo pueden etiquetar como alguien que no puede seguir las reglas del salón de clases. Debido a que parece que no quiere permanecer sentado, la realidad es que le incomodan los estímulos que recibe su cuerpo al estar sentado.  


Además la forma en que percibe los estímulos de su entorno también puede impedirle mantener la atención en las tareas que debe ejecutar. Debido a que para la realización de cualquier tarea la persona debe tener la capacidad de ignorar los estímulos visuales, auditivos de su entorno, muchas veces él o ella no ha desarrollado la capacidad de filtrar los estímulos a los que no le debe prestar atención para realizar la tarea. Esto hace que este niño o niña se distraiga de manera fácil y hasta que deje de hacer la tarea por prestar atención a otros estímulos que se encuentran a su alrededor.


Las dificultades en la integración sensorial pueden evidenciarse de muchas formas y detonar diferentes problemas de comportamiento por la manera en que este niño o niña recibe los estímulos de su entorno. Entre las más usuales observadas en estudios de caso están:


Nivel de actividad alto: Siempre se mueve y se emociona de forma fácil, a veces muestra gestos abruptos y nerviosos.


Impulsividad: Puede presentar dificultades al autocontrolarse, no poder parar de hacer alguna actividad aunque se le pida varias veces.


Distracción: Como se indicó antes le es difícil prestar atención en alguna actividad por los estímulos a su alrededor.    


Dificultades sociales: Es importante entender que la forma en que se comporta por las dificultades sensoriales le puede impedir hacer amigos, él o ella necesita controlar su espacio para sentirse seguro.


Dificultades emocionales: Él o ella puede ser muy sensible por lo que cualquier cambio o situación estresante le puede afectar, lo que haga que se comporte de forma irracional o desorganizada.


Es importante entender que el comportamiento de los niños o niñas muchas veces tiene un trasfondo y que sus reacciones pueden ser generadas por muchas situaciones. Una de ellas puede ser dificultad en el procesamiento de la información sensorial. Por lo que es importante recordar que es normal que los niños o niñas sean activos, sin embargo, si usted observa que su hijo o hija muestra actividad excesiva en algunos entornos, reacciones incómodas, exageradas a los estímulos de su entorno, no realiza actividades que son atractivas para sus pares. Es mejor descartar la posibilidad de dificultades en la integración sensorial con un terapeuta ocupacional.


A veces pensamos que muchos comportamientos parten de su personalidad y descartamos otras posibilidades que le pueden afectar su calidad de vida .Al final el afectado directo es él o ella que no sabe cómo expresar sus molestias.   


Como siempre gracias por leer hasta el final, para terminar te recuerdo de nuevo la tercera ley de Newton "Para cada acción hay una reacción igual en el sentido opuesto" nuestras acciones o palabras tienen el poder de impulsar a una persona de forma positiva o negativa, siempre busquemos hacer el bien.


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