Andrew, sumido en sus sueños, donde la imaginación lo hace desconectar del mundo real

Tercera ley de Newton “para cada acción hay una reacción igual y en el sentido opuesto”.

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 La imaginación, la creatividad y el pensamiento divergente son un gran regalo para las personas con TDAH. Esto les permite tener ideas nuevas cada día y encontrar soluciones innovadoras donde otros no las ven. Sin embargo, a veces, esta misma creatividad puede generar dificultades, especialmente cuando los niños se sienten estresados, desconcentrados o aburridos. En esos momentos, su mente busca mantenerse ocupada y es fácil que se pierdan en su mundo de fantasía.


A Andrew en específico contar con una gran imaginación y ser un poco hiperactivo le ha llegado a generar algunas dificultades. Esto porque en ciertos momentos en los que debe permanecer sentado, quieto o prestando atención a las palabras que le dirige algún adulto es difícil para él no perderse en sus pensamientos o en un mundo imaginario de videojuego que creó un día que se sentía aburrido en la escuela.



 Esa mañana, mientras su maestra explicaba por segunda vez los tipos de climas en Costa Rica, algo que Andrew ya había entendido y le aburría volver a escuchar. —Entonces chiquillos, el clima tropical de Costa Rica se caracteriza por dos estaciones… —fueron las únicas palabras que Andrew escuchó. Sin darse cuenta, su imaginación había creado su propio videojuego, donde él era el héroe que debía rescatar a su mascota de un jefe final.


Aunque su mirada estaba fija en la maestra, en su mente surgía un paisaje de plataformas, donde debía saltar bloques, tubos y acantilados. Lo difícil era esquivar las cucarachas verdes que buscaban hacerle perder turnos. En un instante, se vio de pie al inicio de esa pantalla y al escuchar la palabra start él comenzó a correr y saltar.


Al principio corrió hacia un bloque que flotaba en el aire, !zas! saltó de golpe sobre él, mientras una cucaracha pasaba por debajo sin tocarlo. ¡Puff! volvió a caer en el suelo para seguir corriendo. Pero sin darse cuenta otra cucaracha venía y chocó contra él haciéndolo perder el turno automáticamente, él solo logró escuchar la música de game over seguido de una voz que decía su nombre.


—¡Andrew, Andrew! ¿Está poniendo atención? —vociferó la maestra, al notar que no había seguido su indicación. Andrew, que solía ser el primero en moverse cuando era necesario, salió de sus pensamientos.


—Señora —dijo, sin saber qué le había dicho.

—Escuchó que hiciéramos parejas para trabajar?

—No, no escuché. Perdón, me distraje.

—Está bien… no hay problema —dijo ella, con un ligero fastidio—. Ahora vaya con un compañero, copié la práctica y la resuelven juntos, por favor.



Horas más tarde, ya en casa, Andrew estaba leyendo y de un momento a otro su mirada estaba perdida en la página 59 del libro pero ya en su mente no resonaban las palabras que sus ojos parecían ver. Otra vez su imaginación estaba en su pantalla de videojuego. Él de nuevo escucho la palabra ...start... y comenzó a correr rápidamente, ¡puuf! saltó de golpe al primer bloque dejando la cucaracha verde pasar, esta vez bajó con cuidado fijándose que no viniera la otra ¡zas! cayó suavemente en el suelo, para correr rápidamente y recoger las monedas doradas para ganar puntos ...clin, clin… se oyó al ir pasando a través de cada una de ellas. En ese momento su mamá lo interrumpió —Andrew…, ya se acabaron los 20 minutos de lectura… ¿no escuchó la alarma? ¿Andrew me está escuchando? —Le preguntó ella, al ver que seguía inmerso en el libro—. Seguimos leyendo entonces.

 

Al escuchar esa última frase Andrew salió de sus pensamientos. —Ahh, perdón no la escuché.

—Vaya guarde los libros y viene para que tomemos el café de la tarde.

—Está bien, mamá. —Exclamó Andrew, mientras tomaba los libros para llevarlos al cuarto. —Al dar el primer paso la voz en su cerebro que siempre lo acompañaba le dijo “¿Será normal imaginar una pantalla de videojuegos en la que yo juego?”, luego se detuvo en seco y le dijo a su mamá—. Puedo preguntarte algo.


—Sí… dígame.

—¿Está bien, imaginar… mmm, cómo, mmm videojuegos? —le preguntó él pensando cada palabra que decía.


La pregunta no le sonó extraña a su mamá, tampoco indagó en la profundidad de esta, ella pensó que Andrew se refería a imaginar cómo puede pasar las  pantalla de sus videojuegos al jugar.


—Sí, claro ¿Por qué estaría mal?  —Le respondió sin prestar mucha atención en la duda que Andrew le exponía—. ¿Por qué la duda?

—No, por nada… solo era una duda. —Respondió él sin decir más. 


El resto del día continuó normalmente, alistaron los útiles del siguiente día, cenaron, vieron un poco de televisión, luego Andrew cepilló sus dientes, se puso la pijama para ir a dormir, le dio un beso de buenas noches a su papá, hermana y mamá e hizo sus oraciones para luego recostarse en la cama para dormir. Su mamá lo cobijó y al apagar la luz le dijo las frases de siempre. —Buenas noches, que descanse Andrew.


 —Buenas noches mamá. —Le respondió él.


Ya recostado en su cama con los ojos cerrados y según él sin sueño, sin darse cuenta sus pensamientos estaban de nuevo en su videojuego. Al atravesar la última moneda clin no se percató que seguía un abismo, en el que cayó, justo como su personaje favorito ...fiuu… lo que lo hizo perder ese turno y regresar al principio de la pantalla.  Antes de que sus pensamientos se fueran al inicio de la pantalla su cuerpo sucumbió al sueño y cansancio que él pensaba que no tenía, y así se quedó profundamente dormido.



Al otro día en la mañana Andrew hizo su rutina diaria antes de irse para la escuela como de costumbre y en las lecciones de esa mañana.  Ya en el recreo de 40 minutos no pudo evitar dejar que su imaginación se fuera a esa pantalla imaginaria que hasta la noche de ayer no había podido completar. Ya sentado en la banca del corredor de su escuela lo único que escuchó fue la palabra ...start... que venía de su imaginación para comenzar a correr de nuevo y saltar rápidamente la primera cucaracha, crash, de ahí saltar al primer bloque para luego ¡sssh! aplastar la otra cucaracha ...clin, clin, clin... escuchó al atravesar las monedas, ya cerca del abismo aumentó la velocidad para saltarlo sin caer. 

Del otro lado volvió a caminar despacio ya que aunque la pantalla era creación suya no sabía qué era lo que seguía, se detuvo de golpe al ver dos cucarachas verdes, una detrás de la otra, que venían directo hacia él y sin pensarlo dos veces dio dos saltos seguidos ¡ssssh!, ¡ssssh! volvió a escuchar luego de caerles encima. Se detuvo nuevamente de golpe al ver un bloque que flotaba de un color diferente al resto, luego de observar detenidamente decidió golpearlo con la cabeza y aunque lo golpeó duro y escuchó un ¡pumm! no sintió dolor alguno. Al ver que de ese bloque salió un muñeco parecido a él pero de un mayor tamaño se emocionó, sin saber para qué era o qué hacía su primer impulso fue intentar agarrarlo con las manos. Al tocarlo sintió como su cuerpo se empezó a fusionar con el del muñeco y al mismo tiempo crecía el doble de su tamaño original, —wow —dijo al verse más grande.

 

Pero cuando iba a empezar a correr de nuevo para conseguir llegar al final y rescatar a su mascota un compañero le gritó desde la plaza —Andrewww, venga, venga a ver las hormigas, se están llevando partes de una hoja. —En ese momento salió de su pantalla de manera abrupta.


 «Uuy, creo que ya iba a llegar al final de la pantalla»,  pensó en ese instante, sin embargo, como le llamaba la atención ver las hormigas se fue a donde estaban sus compañeros.


 

Más tarde, mientras veía una película con su hermana, otra vez sin darse cuenta su imaginación se fue hacia la pantalla y mientras que su cara se veía fija al televisor como si él estuviera inmerso en la película; eso era lo que menos estaba sucediendo. Andrew estaba retomando el camino que le faltaba para llegar al final, por lo que se volvió a ver de pie en la pantalla y de tamaño grande listo para comenzar  a correr.


...Clin, clin, clin... se topó con más monedas que atravesó sin ningún problema, luego saltó sobre dos cucarachas que venían hacia él ¡ssssh!, ¡ssssh! y procedió a aumentar la velocidad para saltar dos abismos casi seguidos. Tanto devolverse al principio le daba confianza para entender cómo era su pantalla y cómo seguir, ya casi llegando al final se asustó al ver cinco parejas de cucarachas venir hacia él, sin embargo, pudo saltar sobre el espacio que había entre cada pareja para pasar victorioso y continuar. Todo iba bien hasta que oyó una voz que lo llamaba  —Andrew, Andrew, Andrew, —era su hermana que intentaba decirle que la película ya había terminado.


—¿Qué, qué? —preguntó él con sus ojos abiertos como si se le fueran a salir de la cara , ya que no sabía que estaba tan inmerso en sus pensamientos en ese momento.

   

—¡Quééé ya terminó la película Andrew! ¿No se dio cuenta? —le dijo un poco enfadada mientras cruzaba los brazos y dirigía su mirada al techo.

 

En ese momento, Andrew se detuvo a pensar un poco y a pesar de ser un niño que no entendía mucho sobre el cerebro y los pensamientos de las personas incluyendo los suyos, él tenía claro que por alguna razón su imaginación se comportaba de manera diferente pudiendo tener imágenes vividas de recuerdos, pensamientos, así como ideas y soluciones diversas a los problemas o tareas que se le presentan. Aunado a esto, su madre siempre le ha dicho que su imaginación es privilegiada, porque su cerebro es y trabaja de diferente manera y aunque es una persona dentro del espectro autista a veces con un pensamiento rígido, al ser una persona también con TDAH esto lo hacía ser curioso y creativo en todos los escenarios en que se encontrara. Sin embargo, él sabía que los pensamientos en los que se había estado sumergiendo en estos días no eran del todo normales o buenos.


Poco a poco, Andrew empezó a notar cómo sumergirse en ese videojuego imaginario lo desconectaba de la realidad. A menudo, no se percataba de lo que sucedía a su alrededor, hasta el punto de necesitar que lo llamaran varias veces para que volviera en sí.


—Mamááá, puedo hacerte una pregunta —dijo Andrew a su mamá.

—Dime Andrew —le respondió ella  desde la cocina.

—No, venga un momento aquí.

—No, venga un momento aquí, ¡por favor!  se dice —le respondió ella. 

—Perdón…por favor, mamá ¿puede venir?. 

—Ahora sí, dime que quieres preguntarme. —le dijo ella al llegar y sentarse en el sillón. 


Andrew con pensamientos que asaltaban su cabeza y su cuello y hombros rígidos, el ceño fruncido, la boca ligeramente abierta y los ojos fijos en su mamá, le dijo:   


—Recuerdas… ayer… cuando …mmm… te pregunté si era normal tener pensamientos de videojuegos.


—Sí, claro que lo recuerdo.


Su hermana que seguía sentada en el otro sillón interrumpió la conversación. —¿Esto tiene que ver conmigo?

—NO —respondió Andrew elevando la voz un poco por la interrupción.

—Ok, entonces, yo me voy a mi cuarto a pintar un mandala. No sé porqué se molesta, yo solo quería saber —replicó ella  mientras caminaba a su cuarto.


—Andrew esas no son maneras de responder a lo que su hermana preguntaba. Ahora va y se disculpa con ella.


Con los hombros un poco más rígidos y la mirada fija a su mamá dijo:

—Está bien, no fue mi intención, pero ella interrumpió nuestra conversación.

—Ella solo quería saber, si usted ocupaba que ella permaneciera aquí para algo, recuerde que tiene que respirar, pensar y después actuar. —Le dijo ella mientras respiraba para no actuar de manera impulsiva.


—Sí, perdón mamá.

—Bueno, sigamos con lo que usted me quería decir.

—Usted recuerda lo que le dije ayer, sobre los videojuegos.

—Sí, ¿por qué?, lo de imaginarse cómo jugar y pasar las pantallas de los videojuegos.

—Sí, pero yo no me refería a eso…

—Mmm, ¿entonces a qué se refería usted? dígame para tener más claro lo que me quiere explicar.

—Bueno… a veces…mmm… Me imagino jugando una pantalla de videojuego que yo inventé en mi mente.

—Y…¿Cómo es esa pantalla?  —preguntó ella con los ojos casi cerrados y la mirada fija en Andrew.


Él con las manos inquietas y el cuerpo relajado como si fuera un juego se puso de pie y empezó a contar lo que había vivido en su imaginación mientras hacía una mímica con sus cuerpo —bueno…primero estoy de pie, así como mi personaje favorito, —decía mientras se paraba frente a su mamá.


—Ahh, —expresaba ella sin decir palabra alguna.

—Después de escuchar la palabra ¡start! tengo que empezar a correr, al llegar al primer bloque que flota yo salto rápidamente, porque viene una cucaracha verde hacia mi, ¡puff! —dijo al saltar al sillón donde había estado sentada su hermana unos instantes antes.


 Su mamá lo seguía con la mirada mientras escuchaba la historia — luego bajo y aplasto otra cucaracha verde que viene hacia mi, la primera vez me quitó un turno las otras no, ¡SSSH! —Dijo al final de la frase en voz alta.


—¿Y luego? —preguntó su mamá con las cejas levantadas, los ojos abiertos y mostrando una ligera sonrisa en su boca.


—Bueno… seguí corriendo y agarré unas monedas que estaban flotando ...clin, clin, clin, clin... y por concentrarme en eso ...fiuu... caí en el abismo —dijo mientras se tiraba al piso y acostado en el suelo mientras se golpeaba suavemente la frente con la palma de la mano gritó, …y ahí…perdí otro turno. 


—¿Entonces? —preguntó la mamá intrigada.

—Ay mamá… como en un videojuego, volví a empezar la pantalla todavía no había llegado a la banderilla de punto de control para continuar desde ahí —dijo él mientras se tocaba la barbilla con su dedo anular y pensaba "¿dónde estará la banderilla?"

 

—Andrew se distrajo, parece y sígame contando lo que sucedió, —le dijo su mamá intrigada al ver que no continuaba.


Andrew procedió a pararse del suelo y continuar—Bueno mamá, volví al inicio y al escuchar ...start... empecé a correr, hice todo bien al llegar al abismo aumenté la velocidad y lo salté, luego llegué al otro lado y logré aplastar dos cucarachas, después encontré un bloque de otro color que golpeé con la cabeza, pero no me dolió —dijo mientras se tocaba arriba de la cabeza— de ese bloque salió un muñeco igual que yo pero más grande y al intentar agarrarlo me hice el doble de grande…, luego corrí, agarré otras monedas, salté dos abismos y entré a un espacio vacío de una parejas de cucarachas que venían, en eso oí a mi hermana y no terminé la pantalla.

 

—Ahhh, a eso se refería… a que usted se imagina a usted mismo en la pantalla de videojuegos.

—Sí… pero lo que pasa es que cuando estoy ahí no me doy cuenta de lo que sucede a mi alrededor, en la escuela, no escuché a la maestra; cuando estaba leyendo, no escuché la alarma; hoy viendo la película, no la vi toda. —Respondió Andrew, mientras se golpeaba nuevamente la frente con la palma de su mano. 


Su mamá hizo silencio un momento luego de escuchar lo que Andrew decía respondió, —bueno, Andrew por lo que yo he escuchado eso es normal en las personas que presentan TDAH y también las que están dentro del espectro, bueno, primero dígame una cosa, —en la escuela ¿cuándo le sucedió?


—Primero, cuando la maestra explicaba lo del clima, que ya me lo sé y luego en el recreo grande que estaba un poco aburrido. —respondió él.

Luego de escucharlo le dijo —ahora dígame … ¿cuántas veces han visto esta película su hermana y usted?


—Como mil veces, —respondió él.

—Bueno, ahora entiendo, usted estaba aburrido las veces que imaginaba la pantalla.

—Sí…

—Esa es la razón, recuerde que usted es un niño muy activo —le dijo ella por no decirle hiperactivo— y además tiene mucha imaginación, recuerda.

—Sí… 

—Muchas veces esta es una estrategia que utiliza el cerebro de las personas con TDAH cuando están aburridas para buscar los estímulos que su cerebro no encuentra en el entorno. O sea, si usted está quieto y lo que escucha no llama su atención su cerebro deja que su imaginación invente cosas, otras veces si por alguna razón no se concentra en lo que hace también sucede al no estar enfocado su cerebro busca otros estímulos. 


Andrew con el ceño y las cejas fruncidas preguntó —¿Y eso es malo mamá…?


—Bueno Andrew, no conozco mucho del tema, he escuchado que la llaman ensoñación excesiva y se llama así porque  una persona pasa mucho tiempo soñando despierta, imaginando cosas, o perdiéndose en pensamientos y fantasías, en lugar de enfocarse en lo que está haciendo en ese momento. Es como si su mente se escapara a un mundo propio, lo cual puede ser muy frecuente en personas con déficit de atención e hiperactividad  y condición del espectro autista.

Andrew rascándose la cabeza y frunciendo las cejas y el ceño aún más preguntó a su madre —¿Y por qué les sucede esto?

—Bueno, en el caso del TDAH, la dopamina, que es un químico del cerebro que ayuda a mantener la atención y la motivación, suele estar en niveles bajos. Esto hace que a veces sea difícil concentrarse en tareas o en la realidad, y en su lugar, la mente busque estímulos internos o fantasías para sentirse mejor o más motivada. La ensoñación excesiva puede ser una forma de escapar de esa sensación de aburrimiento o frustración.

—En las personas con TEA, la forma en que procesan la información y sus intereses también pueden hacer que se pierdan en pensamientos o en mundos imaginarios muy detallados. La tendencia a la ensoñación puede ser una manera de explorar sus intereses o de sentirse seguros en su propio universo, especialmente si les resulta difícil entender o interactuar con el mundo exterior.

—¡Entonces, tengo algo malo mamá!  —Exclamó Andrew con los ojos un poco húmedos y la piel pálida al impresionarse por lo que su mamá le acababa de explicar.

—Bueno Andrew, del todo no lo sé, si escuché en un video que muchas personas presentan ensoñación excesiva toda su vida y no lo dicen por vergüenza y llegan a tener problemas en la vida adulta.

—¿Por qué? —preguntó él.

—Por lo que usted dijo, no escuché a la maestra, no estaba leyendo, ni viendo la película. Ahora imagine una persona adulta que lo hace en el trabajo, en reuniones importantes o  conduciendo y no se da cuenta, no va concluir su trabajo, prestar atención a las indicaciones o tener un accidente…  —Ella hizo una pausa para respirar y luego le dijo a Andrew— …para la próxima cita con el médico lo hablamos con él para que nos de recomendaciones, lo importante es que usted se está dando cuenta de lo que sucede y podemos investigar, preguntar  y así saber qué hacer.

—Está bien mamá, me das una abrazo —dijo Andrew mientras se tocaba de manera ansiosa las cutículas de las uñas, algo que tiende a hacer cuando se preocupa por situaciones que no puede controlar tan fácilmente.

Esta anécdota está inspirada en videos donde personas expresan que no sabían que presentaban desde niños ensoñación excesiva u otros ensoñación adaptativa. Un niño como Andrew solo pensaría que tiene una imaginación muy vívida y no pensaría que le afecta en la vida diaria por lo que no lo expresaría como una dificultad como se describe en esa historia. Sin embargo, la ensoñación excesiva en estas personas puede ser una respuesta a los desafíos que enfrentan con su atención, motivación o procesamiento social, y es importante entenderla con cariño y paciencia y consultar a los especialistas que sean necesarios para controlarla. 




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