—¡Ay Kristin…! Dejemos la pereza a un lado y trabajemos. hagamos primero los objetivos, —vociferó la mamá con voz seca y poco cálida—. Después de esooo, se busca la información necesaria.
—Está bien…, ¿me ayudas…? ¡Por favor…!, —respondió la niña con tono de voz bajo, las palabras pausadas, los hombros caídos y la mirada baja, como mirando al suelo para no ver la cara de su madre.
—¡Sí!, yo le ayudo, —le dijo con voz autoritaria. Sin darse cuenta que Kritin se sintió mal con ella misma al escuchar esa palabras. Después de todo, sentir que usted no hace las cosas bien por más que se esfuerza tiende a bajar los ánimos de cualquier niña o niño.
Luego de media hora entre las dos ya habían redactado un objetivo general y tres específicos. Ambas sentían que el cerebro les estaba apunto de explotar de tanto pensar y redactar.
—Esta parte es importante para buscar la información, —le explicó la mamá ya con voz cálida y suave, voz que era difícil escuchar en ella tener una voz gruesa que elevaba constantemente.
Objetivo General:Analizar el proceso de producción de energía hidroeléctrica, desde la captación del recurso hídrico hasta la generación y distribución de electricidad, para comprender su funcionamiento, ventajas, desventajas y el impacto ambiental y socioeconómico asociado.
Objetivos Específicos:
Identificar y explicar el papel de estructuras clave como la represa, el embalse, las compuertas, las tuberías de presión (penstocks) y las turbinas, detallando cómo trabajan en conjunto para convertir la energía potencial del agua en energía cinética y finalmente en energía eléctrica.
Investigar y detallar los principios de la conversión de energía, como la ley de conservación de la energía y el fenómeno de la inducción electromagnética, para demostrar cómo el movimiento de las turbinas acciona un generador y produce electricidad.
Analizar los efectos positivos y negativos, como la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la provisión de energía renovable, en contraposición a la alteración de ecosistemas fluviales, el desplazamiento de comunidades y los cambios en los patrones de sedimentación.
—Ahora es más fácil buscar la información para el trabajo, ya sabe qué debe buscar… —le dijo su mamá elevando un poco la voz, mientras se enderezaba para seguir cocinando la comida—. Es que a veces parece que a usted no le gusta pensar.
Al escuchar esas palabras la niña más que molesta se sintió triste; lo que no le dijo a su madre. Sin embargo, su voz interna si expresó muchos pensamientos en su mente, pero… estaba confundida no sabía bien qué era lo qué tenía qué hacer, por eso le pregunté. Se decía mientras digitaba palabras en el teclado, …es más, ella me dijo que la llamara si ocupaba algo, no entiendo porqué mamá piensa que no me gusta pensar.
Kristin continuó buscando de información a pesar de sentir su ánimo bajo; ya que para su mamá ella era una niña: perezosa, irresponsable y a la que no le gustaba pensar,
Al cabo de una hora, una gran parte del trabajo avanzada y varios descansos apareció Andrew por la puerta con un mensaje de su mamá:
—Me dijo mamá que recordarle que ya casi es la hora de comer. Además, que recuerde dejar su bulto listo de una vez, para no correr mañana en la mañana.
Ella solo lo miró y le dijo
—Está bien, Andrew… muchas gracias. Él niño se dio la vuelta y se fue, Kristin empezó a guardar cosas, alistar el bulto mientras su mente no para de rumiar, está bien que Andrew me acordara de la comida, pero yo siempre recuerdo acomodar mis cosas para el otro día. Mamá, piensa que yo no recuerdo nada.
Esa era la perspectiva de Kristin, por la forma en que ella se sentía. Sin embargo, la madre le pidió a Andrew que le recordará sobre la comida y que alistara el bulto para evitar que la niña lo olvidara por cansancio de tanto trabajo que hizo.
Después de la cena, la familia estuvo viendo televisión un rato antes de irse a la cama, lo que distrajo y relajo un poco a Kristin. Al otro día y por rutina todos los miembros se levantan a una hora determinada para que cada uno se bañe y aliste en un tiempo establecido evitando retrasar a todos los demás.
La mamá escuchó el ruido ensordecedor de la alarma a las 5 de la mañana, la que programó 5 minutos más por falta de ganas de levantarse. Ella sabía que esos 5 minutos no hacían diferencia en su descanso y que solamente se iba a retrasar un poco más, sin embargo, le costaba abandonar la conducta mal aprendida.
Cuando volvió a escuchar la alarma no tuvo otra opción que levantarse y meterse al baño para despertarse con el agua de la ducha. Por supuesto, como ya estaba atrasada 5 minutos. Luego corrió al cuarto de Andrew y lo levantó un poco apurado.
—Andrew, ya es hora de levantarse, tiene que apurarse para que su hermana no se atrase.
—No quiero levantarme, tengo sueño aún. —murmuró él con los ojos cerrados y hecho un pucho en la cama.
—¡Uy, Andrew!, hoy apenas es martes y usted ya no quiere levantarse. —le replicó ella, sabiendo que ella tampoco quería levantarse—. Apurese que luego se atrasa su hermana en el baño.
Andrew se levantó, dobló un poco mal su cobija por el apuro, agarró su paño y casi corrió al baño, puso el cronómetro en 10 minutos y procedió a bañarse. En tanto su madre le guindaba el uniforme en la puerta del cuarto admiraba la cobija en un lado de la cama hecha un puño un poco extraño, como si hubiera caído ahí después de sobrevivir a un ataque zombi de uno de los videojuegos que le encanta jugar Andrew, por lo menos medio dobló la cobija pensó al salir del cuarto.
Al pasar por el baño le preguntó a Andrew, —¿Andrew colocó el cronómetro en 10 minutos?
—Sííí, mamá. —Esta era una estrategia que había implementado para que Andrew y Kristin no durarán mucho tiempo en la ducha. Aunque es costumbre de toda la familia no querer salir de la ducha caliente en la mañana, ellos dos son los que más se extienden a esa hora.
Durante el tiempo que Andrew permanecía en el baño, ella se apresuraba a avanzar con el desayuno, ya que al escuchar el cronómetro sonar tenía que levantar a Kristin y a apurar a Andrew para que saliera del baño.
—Andrew salga ya, —grito al tocar la puerta—, Kristin es hora de levantarse.
—Ya voy mamá, —fue la respuesta de la niña, la que tampoco tenía ganas de levantarse ese día. Parecía que toda la familia había amanecido cansada y apenas era martes. Kristin dobló la cobija, tomó su paño y se fue al baño.
—Buenos días, Kristin, —le dijo Andrew un poco más despierto al toparse en la puerta del baño.
—Buenos días, Andrew… —susurró al intentar mantener los ojos abiertos. Luego cerró la puerta, se quitó el pijama y se metió a bañar. Al salir del baño estaba se sentía despierta pero no con más energía, parecía que el agua caliente la había relajado tanto que su paso se veía aletargado, lo que se reflejó más al vestirse lentamente.
—Kristin, ya está en el desayuno, —le gritó la mamá desde la cocina. Ella se empezó a vestir un poco más rápido y fue a la cocina para no atrasarse.
Toda la familia se sentó a tomar el desayuno, al terminar Kristin y Andrew se cepillaron los dientes, recogieron sus bultos, se despidieron de su mamá y se fueron con su papá. Él se encargaba de dejarlos en la escuela para luego irse directo al trabajo. Ese día Kristin mostraba un semblante un poco apagado, se había levantado como aburrida o cansada pensaba ella, pero nadie lo notó, tampoco se percataron de su lento caminar al bajarse del auto y dirigirse a su aula.
Al llegar al aula, la niña solo se sentó a esperar que sonara el timbre.
—Buenos días, Kristin —, le dijo su maestra al verla cuando entró en el aula para acomodar sus cosas —. ¿Y eso que usted no esté afuera con sus compañeros jugando?.
—-No sé, hoy…me…me siento un poco aburrida, —le respondió ella con voz pausada y casi como enferma; forma de hablar que no es usual en la niña la que muchas veces habla casi gritando en el aula.
—¿Se siente bien Kristin?... —le preguntó su maestra preocupada—. ¿La escucho un poco apagada, Kristin?
—Sí, no sé porqué hoy amanecí cansada, seguro no dormí bien, es lo que dice mi mamá los días que está cansada.
—Mmm…bueno, —le respondió ella—, si se sintiera mal me dice para llamar a su mamá, para que la recoja más temprano.
—Nooo, maestra, estoy bien, de hecho voy a ir con mis amigas, —le dijo la niña a la maestra mientras se obligaba a enderezarse de la silla para ir a donde estaban sus amigas jugaban. Solo de pensar en que su mamá le dijera que seguramente ella no quería estar en la escuela por pereza la impulsó a levantarse de la silla.
Minutos más tarde, ya en clases de matemáticas, Kristin escuchaba la explicación de la maestra sobre la resolución de problemas. Y aunque parecía que escuchaba y entendía todo, debido a que permanecía en silencio y tenía la mirada fija a la pizarra, le estaba costando concentrarse en las palabras que salían de la boca de su maestra.
—Bueno, ahora voy a escribir unos problemas para que ustedes los resuelvan en sus cuadernos. Saquen el cuaderno y lápiz de escribir y borrador por si se equivocan.
—¿Qué cuaderno maestra? —preguntó un compañero.
—Mateo, si estoy explicando problemas matemáticos ¿Cuál cuaderno puede ser? —le respondió la maestra con tono irónico.
—El de matemáticas, —le replicó Kristin.
—Kristin saque su cuaderno, no le he dado la palabra a usted.
—Está bien, maestra. —replicó Kristin mientras abría su bulto para sacar el cuaderno y su cartuchera con toda la paciencia del mundo.
Sin embargo, la niña estaba tan distraída que no se fijó en que agarró otro cuaderno. En el que copió todos los problemas, todavía más despacio ya que parecía no tener energía para escribir. Aunado a esto ella se distraía con cualquier sonido que escuchaba a su alrededor, por lo que su mirada se dirigía unos minutos a la pizarra, otros al cuaderno y otros a diferentes partes del aula y logró copiar todos los problemas no consiguio resolverlos.
—Traigan sus cuadernos para revisarlos, ya casi vamos a salir a recreo —indicó la maestra, recordándoles que habían dedicado casi dos lecciones a resolverlos—, ya han tenido suficiente tiempo para acabar.
Todos se pusieron de pie, incluida Kristin, a la que se le resbaló el cuaderno de las manos, cuando se agacho para recogerlo se dio cuenta que era el cuaderno equivocado. ¡Uyyy, no! este no es del cuaderno de mate, pensó mientras caminaba hacia donde la maestra.
—Maestra agarré el cuaderno equivocado, este es el de español, no me fijé, —le dijo Kristin, mientras se lo entregaba para que lo revisara.
—Ahora, va a tener que copiarlo en el de matemáticas en la casa, —le indicó ella— y ¿por qué no los ha terminado Kristin?
—Bueno maestra, no sé. Yo escribía, pero había mucho ruido en el aula y no me lograba concentrar bien. — Escuchó atentamente la maestra las palabras de la niña, las que consideraban como excusa.
—Está bien, Kristin —vociferó la maestra con cara de no entender bien la escuela que la niña daba. El aula estuvo con el ruido de siempre, no era un grupo que trabaja en silencio y sin hacer preguntas o hablar.
Ese día al regresar a la casa Kristin se sentía decaída.
—¿Cómo les fue en la escuela? —les preguntó la mamá a ambos niños—. Por el apuro no pude preguntarles antes.
—Bien, —respondió Andrew mientras caminaba a su cuarto.
—No sé, me sentí como cansada hoy en la escuela, —respondió Kristin con voz baja sin susurrar, pero con tono apático—. También… Me equivoqué al escribir la práctica de matemáticas, la escribí en otro de los cuadernos. No sé, no me fijé bien y agarré otro.
—¿Se distrajo? —le preguntó la madre un poco extrañada— a veces uno tiene que prestar atención cuando hace las cosas.
—Sí, mamá. Yo sé, —susurro— no sé… ¿qué me pasó hoy? Escuchaba más fuerte el ruido del aula y ahora tengo que pasar los problemas al cuaderno de matemáticas y resolverlos porque tampoco los terminé… Hoy no sentía ganas de trabajar, como que me faltaba energía —dijo al final mostrando esa falta de energía en su voz.
—Bueno, vaya y haga eso y luego continua con lo de la feria científica. Sentía el ruido del aula más fuerte que de costumbre pensó ella y le extrañó un poco, aunque Kristin presenta TDAH la terapia le ha permitido controlar muchas de esas dificultades, por lo que para ella era confuso que le dijera que se distrajo con el ruido del aula.
Más intrigada aún se acordó del viernes pasado en que Kristin le dijo que estaba cansada, a su vez como el día anterior había dicho que hacer la tarea de la feria científica era aburrida. Al retroceder en todo lo sucedido, decido analizar profundamente en y si Kristin lo que siente es falta de motivación y no pereza, aburrimiento o cansancio, voy a investigar bien.
Luego de un rato sentada frente a la computadora buscando por aquí y por allá encontró algo muy interesante que ella no sabía.
En el TDAH, los niveles bajos de dopamina pueden contribuir a dificultades en la atención, motivación y regulación de la impulsividad. La dopamina, un neurotransmisor clave en el cerebro, juega un papel importante en la regulación de la atención, la motivación y el estado de alerta. En personas con TDAH, los niveles de dopamina pueden ser consistentemente más bajos, lo que dificulta la participación en tareas y actividades diarias que requieren atención y motivación.
Al leer eso, ella no pensó en Kristin, pensó en sí misma. A menudo, sentía pereza para hacer tareas o actividades que sabía que tenía que realizar y las postergaba o las hacía casi obligándose porque debía hacerlas, supuestamente por cansancio. Ahora, comprendía que lo que en realidad sentía era falta de motivación.
Aún peor, recordó las veces que le había dicho a Kristin que era perezosa o irresponsable por no tener ganas de hacer algo, cuando ella misma había sentido lo mismo muchas veces. La única diferencia entre las dos era la edad; ella al ser adulta sabe que tiene que hacer las actividades como lavar la ropa o los platos, cocinar, acomodar la cama, recoger todo lo tirado en el suelo, entre muchas otras actividades más para evitar el desorden. Kristin al ser una niña puede que las postergue sin entender las consecuencias de tener que correr o trabajar a altas horas de la noche por no hacerlo antes.
Al entender cuál era el verdadero problema se puso a investigar sobre posibles soluciones para toda la familia. Ella estaba segura que todos los miembros tenían esa dificultad en sus vidas. Luego de buscar encontró información que le fue de mucha ayuda para entender mejor qué hacer.
Para aumentar la dopamina de forma natural, puedes enfocarte en mejorar tu dieta, establecer metas y alcanzarlas, y realizar actividades que te brinden placer y satisfacción. La dopamina, un neurotransmisor clave en el sistema de recompensa del cerebro, puede potenciarse a través de cambios en el estilo de vida que promuevan su liberación.
La mamá descubrió que toda la familia podía ayudar a su cerebro a producir más dopamina a través de actividades divertidas, ejercicio, una alimentación saludable y momentos de descanso.
—Kristin ¿puedo hablar con usted un momento? —le pregunto mientras permanecía parada en la puerta. La niña pegó un salto al escuchar la voz de su mamá ya que estaba inmersa en sus tareas.
—Ay, mamá, me asustó.
—Perdón, no pensé que estuviera tan concentrada.
—Sí, es que estaba terminando de resolver el último de los problemas —dijo sonriente ya que se sentía feliz de concluir esa tarea y por alguna razón se sentía motivada a continuar con la información de la feria científica.
—Quería pedirle disculpas —le dijo la mamá al sentarse en la cama y empezar con un pequeño discurso sobre el TDAH y la dopamina—. Me puse a buscar en internet y parece que las personas como nosotros a veces tenemos dificultades para motivarnos o prestar atención en algunas actividades. También por pensar que el déficit de atención se relaciona solamente con distracciones o hiperactividad, pensamos que es pereza o cansancio. Luego, me acordé de la cantidad de veces que a mí me ha pasado, en Andrew lo noto más por el autismo, pero no sabía que a nosotras nos pasaba también.
—Mmm…y ¿por qué nos pasa mamá? —preguntó Kristin con cara de incógnita.
—Parece que nuestro cerebro es diferente y tiene dificultades en la producción de un neurotransmisor llamado dopamina. La dopamina es el que ayuda a las personas…, —se detuvo para pensar mejor las palabras—. Por ejemplo: a sentirse motivados al realizar una actividad y para concluir, a sentirse feliz porque terminó de hacerla y le salió bien. Me parece que la persona al ver la actividad tan lejana o larga no se motiva y piensa que la recompensa nunca la va a recibir.
«También los niveles bajos pueden dificultar la capacidad a la persona de mantenerse enfocado y prestando atención en las tareas, especialmente aquellas que no son intrínsecamente estimulantes, como hacer la tarea y parece que también interfiere y hace que la persona sea más impulsiva y le dificulta en el manejo de las emociones por lo que a veces se puede sentir triste o muy enojado, esto porque no puede controlar las emociones por los niveles bajos de dopamina.
—¡Ah! Entonces puede ser por eso que hoy me sentía aburrida —dijo la niña— y sin ganas de no hacer nada o sin ganas de hacer la tarea del viernes.
—Puede que sí —le dijo su mamá al encoger los hombros como sin entender bien, ya que era una de las posibilidades o también que estuviera cansada—. Bueno, también le quería decir que investigué y una posible solución es hacer ejercicio, comer algunos alimentos, descansar adecuadamente. Esto puede ayudar con esta dificultad que estoy segura que presenta toda la familia.
Cuando llegó el papá en la noche la mamá le contó todo lo que había investigado.
—¿En serio?, eso puede estarle pasando a Kristin o a nosotros.
—Bueno, tendríamos que hablar con un doctor para que nos explique bien, pero es una posibilidad, —le respondió ella con tono de voz serio—. Por ahora, podemos hacer más ejercicio, comer sano y algunas otras soluciones que encontré en internet cómo: establecer rutinas de lectura, estudiar, hacer labores. La rutina se debe seguir aunque no se tenga motivación interna…—tomo un poco de aire—.... se supone que con el pasar de los minutos la persona se motiva de manera externa al ver que está logrando hacer lo que tiene que hacer y además adquiere el hábito de la rutina que le refuerza trabajar más por persistencia que por tener ganas para hacerlo. Además celebrar cuando se concluyen las tareas sean pequeñas o grandes eso proporciona dopamina.
—Tiene razón, intentemos… —le respondió el papá pensando en las veces que él mismo hacía las cosas por obligación y mientras las hacía se iba motivando solo por el hecho de hacerlas.
Desde ese día la rutina de la casa cambió para toda la familia, todos tenían un horario para hacer tareas, ejercicios y por supuesto de descanso y diversión. Esto les permitió aminorar esa dificultad, teniendo claro que es algo que les va afectar toda la vida pero que se puede controlar.
Para Kristin fue un poco más fácil trabajar en sus tareas, aunque es una niña, ella entendió que lo mejor es dividir las tareas y hacerlas poco a poco sintiéndose feliz por los logros, al observar que cada paso la lleva al resultado final.
El tdah es más que falta de concentración, nuestro cerebro presenta diferencias en la estructura lo que hace que tengamos dificultades en diversas áreas. Esto implica en dificultades para mantener la atención, gestionar la impulsividad y regular las emociones, lo que no significa que seamos menos inteligentes.
Es importante investigar de donde surgen los comportamientos o actitudes de las personas que tienen algún diagnóstico, aunque se ha avanzado en cuestión de conocimientos sobre las diferentes condiciones y sus características o dificultades que pueden causar, todo es relativamente nuevo y surgen más con el avance de la tecnología.
—¡Mamá, mamá!, gane y pase a la feria científica circuital… —gritó Kristin emocionada al salir de la escuela mes y medio después de esa conversación—. Tenemos que ir el próximo martes a la escuela de la ciudad.
—¿Tenemos que ir?, —se dijo la mamá en voz baja con los ojos tan abiertos que parecían dos huevos fritos, a ella le gustaba apoyar a los niños, pero esas actividades la agotaban.
Espero que les gustara esta anécdota sobre Kristin y nos vemos en una próxima.
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