Entre las características del TDAH que presenta Kristin está el perder el enfoque en las actividades que está haciendo. Esto a veces le puede ocasionar problemas de desorganización, debido a que la lleva iniciar varias tareas en un solo día que por diferentes razones no logra concluir en su totalidad.
Esta anécdota inicia un sábado por la mañana, Kristin se había levantado con la determinación de hacer una tarea de artes que implicaba pintar con acuarelas, recortar, armar y pegar una plantilla de una casa siguiendo los pasos necesarios, y aunque debía entregarla hasta el jueves siguiente ella quería tenerla lista lo antes posible para no correr a último momento.
Kristin había considerado que para poder terminarla en la mañana tenía que pintar desde muy temprano con las acuarelas, para luego esperar un tiempo para que se secaran. También, tenía planeado hacer otras actividades mientras esperaba como la tarea de matemáticas, así tendría las dos listas.
Luego de desayunar su mamá recogió los platos y tazas para lavarlos, Kristin por otra lado tomó un trapo de cocina y el líquido de limpiar la mesa, y se puso a limpiarla para poder traer todas las cosas y trabajar ahí.
—¿Y eso que usted limpie la mesa? ¡Siempre hay que rogarle! —le dijo su mamá admirada.
—¡Eso es mentira, yo siempre le ayudo! —le replicó ella—, pero tengo que hacer una tarea de artes y de mate, entonces necesito un espacio grande para trabajar.
—Yo siempre le ayudo —repitió la mamá mientras su mirada se desviaba para arriba como extrañada—. Bueno, prosiga para que pueda terminar antes del almuerzo.
—Está bien —respondió ella mientras iba a su cuarto a traer lo que necesitaba.
En su cuarto empezó a buscar todo lo necesario: las instrucciones de ambas tareas, pinceles, tijeras, pinturas, cartón, lápices… mientras los agarraba iba mencionando los nombres en voz alta para no olvidar ninguno, estrategia que utilizaba siempre para estar segura de tener todos los materiales completos.
—Aquí está el trabajo, la tarea de mate, las tijeras, el cartón… y las pinturas ¿Dónde están? —se preguntó mientras miraba a su alrededor—. Ahí están. —Dijo mientras caminaba a agarrarlas.
Luego de tomarlas vio que estaban junto a un pequeño montón de libros tirados los que se habían caído y estaban desordenados, entonces pensó «se cayeron estos libros voy a acomodarlos un momento». Ella procedió a sacarlos para ordenarlos y apilarlos.
Después de 20 minutos intentando acomodarlos, ya que se le caían por falta de espacio, sin querer con el rabillo del ojo vio la ropa sucia que debió llevar el día anterior a la lavadora tirada en el suelo. «La ropa sucia voy a recogerla y llevarla a la lavadora antes que mamá vea que no la he llevado y se enoje», pensó, luego la agarró para llevarla al cuarto de lavado y dejó los libros a medio acomodar.
Mientras caminaba al cuarto de lavado pasó por la sala de televisión donde Andrew veía una película. —¿Qué está haciendo, Andrew? —le preguntó.
—Viendo mi película favorita, —le respondió él y luego dijo con un tono de incredulidad—, ¿No ve? —ya que estaba seguro de que antes de preguntarle ella ya había visto que él estaba sentado enfrente del televisor.
—Sí, perdón, tiene razón —le afirmó ella y luego le reclamó molesta y de mal modo— pero ¿Por qué no me dijo que iba a verla? A mí también me gusta.
—No sabía que usted quería verla —le respondió él— además usted nunca ve nada conmigo.
—Eso es mentira, yo he visto muchas películas con usted. —le dijo ella más molesta aún—, y en especial esta, la he visto muchas veces porque me gusta un montón.
Luego se sentó con Andrew a ver la película, después de media hora de estar sentada viendo la película. Andrew recordó otra razón por la que no le había dicho a Kristin que vieran la película juntos «Mmm… mamá me dijo que Kristin tenía que hacer algo» entonces la volvió a ver y le dijo:
—Kristin, usted le dijo a mamá que tenía que hacer algo, por eso tampoco le dije de la película.
Enseguida de escucharlo Kristin frunció la frente y las cejas, pensó un instante y recordó que no había empezado con la tareas —¡Uy sí, Andrew, tengo que hacer las tareas, gracias por recordármelo! —Corrió de vuelta al cuarto con la ropa sucia todavía en las manos, la colocó en la cama y recogió todo lo que necesitaba. Ya tenía la ropa sucia sobre la cama y los libros tirados a medio acomodar.
Ya con todo en sus manos caminó directo a la mesa para iniciar. Cuando su mamá vio que ya había pasado un rato que habían terminado de desayunar y Kristin seguía sin comenzar un poco extrañada le preguntó. —¿No era que usted iba a hacer eso hace rato?
—Sí —le respondió ella— pero me atrasé acomodando unos libros que se habían caído en mi cuarto. No había terminado de decir eso cuando se acordó que los libros seguían sin apilar en el cuarto. —¡Los libros! —dijo en voz alta— no los he terminado de acomodar. De manera impulsiva pensó «voy a acomodarlos antes de iniciar, si mamá los ve se enoja».
—¿Qué? —le preguntó la mamá.
—Nada —respondió ella mientras caminaba al cuarto.
Al llegar al cuarto lo primero que vio fue la ropa sucia sobre la cama, «la ropa sucia» pensó de forma automática, «si no la llevo a la lavadora mamá no la va a lavar», pasaba por su mente mientras la tomaba y caminaba hasta el cuarto de lavado. Al llegar la colocó en la canasta de ropa sucia, su mamá que estaba recogiendo la ropa seca del tendedero al mirarla le dijo:
—Tenga su ropa seca, llévela a su cuarto, la dobla y la acomoda en su armario.
—Mamá, no he empezado mi tarea, —le replicó ella.
—Sí, yo sé, ya vi todo en la mesa —le afirmó ella— y si mal no recuerdo le dije que tenía que terminar antes del medio día y ya casi son las 10 de la mañana.
Kristin ya un poco molesta y estresada le dijo —Voy a llevar la ropa seca, pero la acomodo más tarde para poder empezar la tarea.
—Está bien, —le dijo ella—, pero se apura.
Kristin corrió a dejar la ropa seca al cuarto, la puso en la cama y de nuevo con el rabillo del ojo vio los libros tirados sin apilar, los ignoró y regresó a la mesa para iniciar sus tareas.
«Por fin, voy a empezar» pensó al acomodar todo para iniciar, ya había pasado casi una hora y Kristin estaba pasando la pintura de forma cuidadosa por los dibujos. Pintura que tenía que esperar de media hora a 45 minutos para que se secara y luego recortar y armar.
—Kristin, ya casi vamos a almorzar ¿Cuánto le falta? —Le preguntó su mamá.
—No he terminado de pintar, —respondió ella— me avisa cuando va a servir para llevar el dibujo y las demás cosas a mi cuarto.
Casi 45 minutos después y faltando unos minutos para que fuera medio día Kristin llevaba avanzada la tarea de matemáticas y solo tenía que esperar un par de minutos más para que el dibujo estuviera completamente seco cuando su mamá le dijo:
—Kristin, ya vamos a comer, recoja todo para limpiar y acomodar la mesa.
—Sí, —respondió ella, después recogió el dibujo y lo llevó con cuidado a la mesa en su cuarto. También hizo lo mismo con las pinturas y las tijeras, luego lavó los pinceles y los dejó sobre una servilleta para que se secaran.
Ya era medio día y Kristin no había terminado ningunas de las tareas, tampoco había acomodado los libros en su cuarto o doblado y guardado su ropa en su armario, ni había logrado ver toda la película con Andrew, en realidad la única actividad que completó en toda la mañana fue llevar la ropa sucia a la canasta de la lavadora.
Esto puede leerse como una historia ficticia y hasta chistosa, pero es una realidad en la vida de las personas que presentan TDAH, en un día pueden comenzar varias tareas que dejan a medio hacer porque inician otra que piensan que es más fácil, más importante de terminar o simplemente llamó más su atención.
Las dificultades que se presentan en las habilidades de las funciones ejecutivas le impiden a la persona mantenerse enfocados en la actividad que están realizando por lo que cualquier distracción los hace perder la noción de lo que están haciendo y olvidarlo por completo, o la dejan a un lado pensando que tienen tiempo de sobra debido a que a veces les es difícil administrar el tiempo efectivo de trabajo.
Por otro lado, tienden a ser personas impulsivas que a veces dejan una actividad a medio hacer porque su impulsividad las llevó a pensar que otra es más importante o la que están haciendo se torna difícil, razón por la que pueden sentir frustración y dejarla a un lado para continuar con otra.
Son muchas las causas, la realidad es que es importante que se enseñe a los niños o niñas con TDAH a priorizar las tareas importantes, además a trabajar de forma ordenada y en espacios donde no se distraigan con otras actividades.
Esta anécdota es solo un pequeño ejemplo de lo caótico que puede llegar a ser un día en la vida de una persona que no recibió o recibe terapia o guía adecuada para aminorar las dificultades que se derivan por las características propias del TDAH.
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