Tercera ley de Newton “para cada acción hay una reacción igual y en el sentido opuesto”.
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Uno de mis recuerdos desde niña es el percibir ciertos olores de manera intensa, algunos relajantes como el olor a algo nuevo, otros intolerables como el de una faja de cuero que me provocaba ganas de vomitar. Además, escuchar música con mis auriculares puestos a un volumen alto tiende a darme energía. Esas son solo unas de mis particularidades cuando hablamos de lo que mis sentidos perciben del ambiente que me rodea.
En mi caso soy más sensible a algunos olores, y dependiendo de los ruidos puede ser que necesite escucharlos más fuertes como la música. No me malinterpreten, el ruido de una construcción al lado me desconcentra, igual que a la mayoría de personas. Puede ser por el tipo de ruido que tiende a ser desorganizado a diferencia de una canción que tiene musicalidad, y letra atrayente. Es normal que una persona se sienta bien o mal dependiendo de los estímulos que percibe del ambiente.
Pero cuando hablamos de personas dentro del espectro autista (TEA), algunos pueden presentar hiper o hipo sensibilidad sensorial a algunos de los estímulos de su ambiente, debido a que su cerebro los recibe y procesa de manera diferente al de una neurotípica. Eso provoca que a veces sea difícil para ellos o ellas enfrentarse a diversos entornos.
Recordemos que en muchos sitios de convivencia recibimos estímulos a través de todos nuestros sentidos, por ejemplo en la calle las personas hablan, hay ruidos de carros, todo tipo de olores, diversos colores por mencionar algunos. Un ejemplo, es la vez que mi hijo vomitó por el fuerte olor del combustible en una gasolinera. Algunas veces los estímulos pueden producir sensaciones molestas y reacciones atípicas como vomitar.
Existen diversas reacciones que pueden presentar al procesar la información que se recibe por medio de los sentidos, por ejemplo los niños o niñas, estas se abordan en el artículo sobre las dificultades de integración sensorial. Sin embargo, es interesante entender cómo afecta a muchas de las personas con TEA tienen una hiper o hiposensibilidad. Para ellos un ambiente puede proveer una cantidad excesiva de sensaciones provocando respuestas atípicas o hasta una sobrecarga sensorial.
Es necesario comprender que todas las personas tenemos diferentes grados de sensibilidad a los estímulos que recibimos del entorno provocando agrado o desagrado. Pero, en las personas con TEA se ha identificado que la información que reciben del ambiente es procesada de manera diferente al resto de individuos.
Para las personas con TEA dependiendo del estímulo puede llegar a sentirse como una agresión al cuerpo, por ejemplo, muchas no pueden rasurarse ya que sienten el rastrillo en la piel de su cara como lija. O al contrario, algunas pueden sufrir quemaduras por no sentir el calor de una olla o un disco de la cocina en la piel de su mano.
Aunque las dificultades en la integración sensorial pueden mostrarse en muchas personas, a veces se evidencian más en los infantes. Esto porque un adulto o adulta puede entender lo que le provoca la molestia y lo evita, un niño o niña en ocasiones no sabe qué se las produce, por ejemplo, sentir picazón en la nuca por el roce de la etiqueta de la camiseta puede identificarse. Pero, asociar que el respaldo de la silla en que me siento tiene una forma característica que me hace sentir incomodidad en la espalda, ya que la roza provocando un poco de dolor, picazón entre otras, puede que incluso sea algo difícil de relacionar hasta para un adulto.
Ahora, una persona neurotípica a la que “le pica el cuerpo un poco porque la tela de la camiseta o blusa es sintética” o “le roza la axila" su cerebro tiene la capacidad de omitir esa información de su entorno e ignorarla por lo que aunque la molestia esté ahí, el cuerpo se acostumbra y no lo percibe.
A diferencia de las personas con TEA que muchas veces después de tener contacto con el estímulo que les produce la molestia, lo evitan por el resto de su vida. En ellas la molestia continuará todo el tiempo que tengan puesta esa prenda, su cerebro no omite ni ignora esa información, y puede que no sientan picazón.En ellos esa tela puede ser como una lija que les raspa la piel.
Haga un experimentos, cierre los ojos e imagínese en un sitio cerrado o abierto, lleno de ruidos (música, voces, golpes, pasos), luces de colores que molestan sus ojos o una sola muy intensa que se los ilumina, un olor extraño que no le agrada mucho (excremento de gato) y para variar la camiseta le provoca una sensación de mucho picor en la piel. Pregunto ¿Cómo reaccionaría usted?
Nuestro cerebro recibe por medio de los sentidos esa información y la procesa de manera que toleramos alguna, otra la omitimos y logramos permanecer en el sitio aunque presente esas características de una u otra forma. Para una persona con TEA en la que su cerebro recibe y procesa toda esa información de manera diferente puede desencadenarse una crisis sensorial debido a una sobrecarga sensorial por la cantidad de estímulos que percibe en el m omento.
Crisis sensorial
La crisis sensorial es la respuesta emocional por la angustia y frustración de no poder enfrentar las molestias que le produce la intensidad con que recibe el estímulo de su entorno . Debido a que su sistema nervioso la procesó de manera diferente causándole la crisis.
Hipersensibilidad
Otras veces por un solo estímulo puede darse una crisis o una respuesta atípica lo que se debe a la hipersensibilidad.
En general la hipersensibilidad es una sobrecarga sensorial que puede afectar a uno, varios o todos los sentidos (olfato, tacto, gusto, vista, oído). La persona con TEA puede llegar a sentir de manera intensa algunos estímulos de su entorno produciendo molestias en su cuerpo, las que no son usuales.
Hiposensibilidad
Al otro extremo encontramos la hiposensibilidad que produce otro tipo de dificultades o peligros.
La hiposensibilidad es la disminución de la percepción de la información sensorial de alguno de los sentidos (olfato, tacto, gusto, vista, oído). La persona con TEA puede que no sienta un objeto caliente, aunque lo esté quemando, es decir, el individuo se puede ver expuesto a diversos peligros al no captar estímulos en su cuerpo de manera adecuada.
Otra dificultad que encontramos es que la persona puede exponerse a peligros o lesiones físicas al buscar sentir los estímulos que no percibe moviéndose de manera abrupta, corriendo o golpeando objetos, paredes, tocar objetos puntiagudos o hasta calientes, escuchar música a volumen extremadamente alto, practicar deportes extremos, etcétera. Creo que si hacemos una lista de peligros, nos faltan páginas para llenarla.
Hipersensible o hiposensible
Otro aspecto que se debe comprender es que la persona dentro del espectro autista puede ser hipersensible a algunos estímulos e hiposensible a otros. Puede que corra de un lado a otro chocando con las paredes para tener estímulos táctiles, pero, no tolere el ruido de la licuadora o el claxon de un carro.
No hay una regla escrita que diga que todos los estímulos que perciben les deben causar molestias o al contrario que no deben percibir ninguno. Cada ser humano es diferente así como la forma en que su cerebro procesa la información que recibe los sentidos del entorno con que interactúa.
Muchas crisis en las personas con TEA parecen darse espontáneamente, no obstante muchas parten de las dificultades al procesar la información sensorial de su entorno. Es necesario buscar la raíz de muchos de los comportamientos que ellos o ellas muestran, y digo personas porque muchos individuos en edad adulta presentan alguna de las dos, pero han aprendido a sobrellevarlas.
Con respecto a los niños o niñas algunas crisis se deben a que los adultos a su alrededor no logran identificar el detonante de la misma ni ellos o ella pueden expresar lo que impide que se evite el contacto con lo que la produce.
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