Tercera ley de Newton “para cada acción hay una reacción igual y en el sentido opuesto”.
Como persona con formación en educación especial, le podemos agregar que estoy dentro del espectro autista, con TDAH y mamá de dos chicos neurodivergentes, sé de primera mano el poder transformador que tiene la forma en que damos las instrucciones. No es solo lo que decimos, sino cómo lo decimos, lo que puede marcar la diferencia entre la frustración y la fluidez.
En el ajetreo diario, es fácil caer en la trampa de las prisas, los gritos o las repeticiones interminables. Pero, ¿qué pasaría si te dijera que hay un camino más tranquilo y efectivo para que nuestros hijos y estudiantes realmente nos entiendan y colaboren? La clave está en la claridad, la estructura y la calma.
1. El Poder de las Ayudas Visuales: ¡Muéstrales en Lugar de Solo Decirles!
Para muchos niños (y adultos), especialmente aquellos con TDAH o en el espectro autista, la información visual es procesada de manera más eficiente que la auditiva. Es como si su cerebro tuviera un "puerto" preferencial para lo que ven.
¿Por qué funcionan? Las ayudas visuales reducen la carga de la memoria de trabajo, que a menudo está sobrecargada en personas neurodivergentes. Proporcionan un recordatorio constante y concreto de lo que se espera.
¿Cómo usarlas?
Horarios visuales: Usen imágenes o pictogramas para representar las actividades del día. ¡Ver la secuencia ayuda a anticipar y reduce la ansiedad! Desde la rutina de la mañana (desayuno, cepillarse los dientes, vestirse) hasta las tareas escolares o actividades de la tarde.
Listas de verificación: Para tareas con varios pasos (ej. ordenar la habitación, preparar la mochila), una lista con dibujos o texto simple permite que tachen cada ítem al completarlo. ¡La sensación de logro es inmensa!
Demostraciones: Si la instrucción es física (cómo atarse los cordones, cómo usar un utensilio), muéstrales cómo se hace. Mejor aún, ¡hazlo junto a ellos!
2. Dividir Tareas: El Arte de "Trocear" Instrucciones Complejas
Una instrucción como "ordena tu habitación" puede sonar sencilla para nosotros, pero para un cerebro neurodivergente, puede ser abrumadora. ¿Por dónde empiezo? ¿Qué significa "ordenar"?
¿Por qué funciona? Desglosar una tarea grande en pasos pequeños y manejables la hace menos intimidante y más accesible. Cada paso completado es un mini-éxito que impulsa al siguiente.
¿Cómo hacerlo?
Un paso a la vez: En lugar de una cadena de instrucciones, da una sola instrucción, espera que la completen y luego da la siguiente. Por ejemplo: "Primero, recoge los Legos del piso." Una vez hecho: "Ahora, pon los libros en la estantería."
Verbos de acción claros: Usa verbos específicos. En lugar de "haz tu tarea", prueba con "abre tu libro de matemáticas en la página 25" o "completa los primeros 5 ejercicios de suma".
Cantidades y límites: "Guarda cinco juguetes en la caja" es más claro que "guarda tus juguetes".
3. Anticipación y Rutina: Sembrando Seguridad y Reduciendo la Ansiedad
La incertidumbre es una fuente importante de ansiedad para muchos niños, especialmente los neurodivergentes. Saber lo que viene a continuación les da un sentido de control y seguridad.
¿Por qué funcionan? Las rutinas y la anticipación crean un entorno predecible. Esto reduce la necesidad de instrucciones constantes y disminuye la resistencia, ya que la actividad se convierte en algo familiar y esperado.
¿Cómo implementarlos?
Rutinas diarias: Establezcan horarios consistentes para las comidas, el estudio, el juego y la hora de dormir. Repitan verbalmente y con apoyos visuales.
Advertencias de transición: Antes de cambiar de actividad, ofrezcan una "advertencia" de tiempo. "En 5 minutos, vamos a apagar la televisión y a cenar." Esto les da tiempo para procesar la transición.
Escenarios previos: Si van a un lugar nuevo o a una actividad diferente, hablen sobre ello con antelación. Describan lo que sucederá, quién estará allí, cómo se sentirán. Esto construye un mapa mental que reduce las sorpresas y el estrés.
La Calma: El Ingrediente Secreto
Como esa Tercera Ley de Newton, la forma en que actuamos como comunicadores define la reacción. Cuando nosotros, los adultos, mantenemos la calma, modelamos la regulación emocional. Un tono de voz pausado, una postura relajada y una expresión facial tranquila transmiten seguridad y receptividad, creando un ambiente donde el aprendizaje y la colaboración pueden florecer.
Implementar estas estrategias puede requerir práctica y paciencia, pero la inversión vale cada segundo. No solo verán una mejora en el seguimiento de instrucciones, sino que estarán construyendo cimientos sólidos para la autonomía, la autorregulación y una relación más conectada y armoniosa con sus hijos y estudiantes.
Tu Acción, Su Reacción
Volviendo a Newton, si nuestra acción es dar instrucciones con prisas, gritos o ambigüedad, la reacción natural será frustración, resistencia o confusión. Pero si nuestra acción es ofrecer claridad, estructura y una calma inquebrantable, la reacción que veremos será una mayor comprensión, colaboración y, en última instancia, un aprendizaje más profundo y feliz.
Recuerden: cada indicación que damos es una oportunidad para impactar positivamente. ¿Están listos para transformar la dinámica en casa y en el aula aplicando la ley de la calma?
¡Quiero escuchar sus experiencias! ¿Cuál de estas estrategias vas a probar primero y qué "reacción" esperas ver? ¡Déjame tu comentario abajo!
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