La terapia como camino a la calidad de vida

Tercera ley de Newton “para cada acción hay una reacción igual y en el sentido opuesto”.




Calidad de vida. ¿Qué es realmente?

Para la mayoría, es vivir bien: tener buena salud, estabilidad económica y bienestar emocional. Pero la calidad de vida se ve desde muchos puntos de vista. Una persona puede no gozar de buena salud, pero si cuenta con los medios para sobrellevar su situación, tiene cómo vivir. Puede que no sea millonaria, pero si tiene un techo, comida y trabajo, su vida, aunque no sea perfecta, tiene valor.

Ahora, quiero hablar de la calidad de vida en las personas con discapacidad. Específicamente, cómo la terapia desde el diagnóstico debe ser el medio para que estas personas construyan su calidad de vida a lo largo de los años.

La terapia no es solo un "logro"

He visto con frecuencia cómo padres y profesionales ven la terapia como una lista de tareas por cumplir:

  • Que mi hijo hable con la terapia de lenguaje.

  • Que aprenda a vestirse o cepillarse los dientes con la terapeuta ocupacional.

  • Que aprenda a leer y escribir con el docente de educación especial.

Estos objetivos son importantes, pero, ¿realmente entendemos por qué son necesarios? ¿Comprendemos el propósito de que adquieran estas habilidades?

Cada terapia, ya sea por periodos cortos o a lo largo de toda la vida, tiene una finalidad: adquirir habilidades y conocimientos para la vida. ¿El objetivo final? Que la persona obtenga las herramientas para ser autónoma en todos los ámbitos. Que pueda cuidar de sí misma, trabajar si es necesario, y moverse sin depender de nadie.

Para una persona con discapacidad, la calidad de vida es, en esencia, no depender de otros para vivir. El mejor ejemplo que he visto es el de un estudiante que es una persona usuaria de silla de ruedas, él sale solo del colegio. La gente podría pensar: "pobre, no puede caminar". Pero yo veo a una persona con la autonomía para moverse de forma independiente, que estudia y que en el futuro no dependerá de nadie para vivir.

Cada habilidad suma a la calidad de vida

Este es solo un ejemplo. Sin embargo, cuando hablamos de condiciones como el espectro autista o el TDAH, debemos entender que cada habilidad o conocimiento que no se adquiere le resta calidad de vida a la persona. Claro, cada situación es diferente, pero con la terapia continua, se pueden adquirir tantas habilidades y conocimientos como sea posible.

Es crucial entender que la terapia —ya sea ocupacional, de lenguaje, psicopedagógica, física u otras— no está ahí simplemente para que la persona logre o aprenda algo. Está ahí para que pueda ser independiente y, con esa independencia, construir una vida con calidad.

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