La procrastinación y su posible relación con las funciones ejecutivas

¿Ha escuchado usted alguna vez que una persona por diferentes situaciones pospone hacer una actividad académica o del hogar por horas, días, semanas o meses? De tal manera que él o ella no tiene otra opción más que hacerla. Es decir, que la inicia hasta el último momento porque debe hacerlo.

Cuando se le pregunta ¿Por qué lo hace? Él o ella responde, porque, “es muy fácil”, “la puedo hacer en un momento” o “expresan con sinceridad”,  “no quiero hacerla”, “me aburre” o “es muy difícil para mí”.

Muchas veces esa persona eligió hacer otras actividades postergando una en específico sin saber que estaba procrastinando la realización de esta, ya que no conoce el término, ni la definición de este.

¿Qué es procrastinar?

Al buscar en el diccionario encontramos palabras que ya conocemos y que nos permiten comprender esta definición:

1.            tr. Diferir, aplazar. (Real Academia Española, 2023)

En pocas palabras procrastinar es prorrogar una actividad o acción hasta que se ejecuta tiempo después del previsto, en ocasiones puede que no se realice del todo por diferentes razones. Hoy en día son muchos los individuos o individuas que afirman procrastinar alguna o varias actividades dependiendo de la extensión, tiempo con el que cuentan, o lo fácil o difícil que puede ser. Por otro lado, ya tiempo atrás escuche a especialistas asociar esta acción con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad/ impulsividad (TDAH) debido a que el sujeto que lo presenta en ocasiones pospone una tarea hasta el último momento y muchas veces hasta llega a olvidar hacerla.

Sin dejar de lado, que otras personas dicen practicar la procrastinación activa en la que él o ella pospone la realización de una actividad importante enfocando su tiempo en otras tareas menos importantes o más pequeñas, para luego ejecutar al final la más importante , con el objetivo de ocuparse de una forma más eficaz, estas son personas que han descubierto que trabajan mejor bajo presión o con mucho estrés, enfatizando que esto no es funcional en todas las situaciones o tareas a realizar, eso dependerá de la forma en que la persona estructure su tiempo y las diferentes tareas a realizar.

Al hablar de procrastinación activa debemos ser conscientes que muchas de las tareas o actividades que se nos asignan requieren de un mayor tiempo o hasta de pasos a seguir, por lo que, aunque tengamos la habilidad de trabajar bajo presión no en todas las situaciones se puede hacer.

Desde mi perspectiva procrastinar en muchas personas puede estar relacionado directamente con el desarrollo insuficiente de las funciones ejecutivas,  lo cual siempre se ha asociado con la presencia de alguna dificultad en el aprendizaje o trastorno por déficit de atención e hiperactividad, también con accidentes que han afectado alguna área del cerebro por lo que puede que un individuo o individua presente deficiencias en de algunas de estas posteriormente al accidente.

Pero recordemos ¿Qué son las funciones ejecutivas?

Si les interesa leer más sobre este tema puedes ir a la publicación titulada Funciones ejecutivas.

En esta publicación les explico a grandes rasgos qué son. Pero en pocas palabras estas se definen como procesos mentales que permiten al ser humano alcanzar las metas que se propone, debido a que le proporcionan la capacidad de autorregularse, tomar decisiones, planificar y organizar las actividades o el tiempo que le va a tomar realizarlas, además mantener la atención y motivación suficiente en estas hasta que las concluya; sean tareas de un día o metas a corto, mediano o largo plazo.    

Aunque, no hay una cantidad exacta de funciones ejecutivas en la literatura se encuentra una en específico que se relaciona directamente con la acción de procrastinar, la que se denomina “inicio” o “inicio y finalización de tareas”, ¿Por qué? debido a que muchas de las personas que postergan una tarea, generalmente dicen que no quieren comenzar a hacerla, y en ocasiones la mayoría de los individuos que aplazaron la ejecución de una actividad al iniciarla pudieron continuar haciéndola hasta concluirla, lo único que le hacía falta era iniciar a hacerla para motivarse.

 Debemos tener presente que cotidianamente cuando hablamos de iniciar nos referimos a que una persona independientemente de la edad comienza la ejecución de alguna actividad que sabe que tiene que hacer sea académica o de trabajo.

 Pero al hablar de Inicio como función ejecutiva esta alude a que el ser humano tenga la:

Habilidad para empezar tareas o proyectos por cuenta propia estar motivado y tomar la iniciativa cuando sea necesario. (Bauermeister, 2014, p. 32)

Es decir, la persona debe tener la disposición, así como sentir ganas de iniciar la tarea sin que se le solicite o este recordando, por ejemplo, los niños y niñas en edad escolar que no han desarrollado por completo las funciones ejecutivas requieren que los padres por medio de preguntas o frases les recuerden las tareas que debe realizar en el hogar o asignaciones escolares, con el tiempo las han desarrollado y a su vez adquieren más responsabilidad, por lo que él o ella sabe que tiene que realizar las tareas y las hace, sin que un adulto se lo esté recordando.

En la adultez y adolescencia son muchos los factores que intervienen en la postergación  de la realización de una tarea o que se le deba estar recordando, también va a depender de la edad en que se encuentre, las responsabilidades que tenga, el tipo de actividad y lo difícil que piense que puede llegar a ser. Además, influye que presente un trastorno como el déficit de atención, dificultad especifica del aprendizaje que generan inseguridades por lo que la tarea se ve difícil, aunque no lo sea, eso los lleva a aplazarla hasta que sea regañado, obligado o hasta pierda los puntos en caso de ser académica o si es un adulto en el momento que no puede postergarla más.

 Lo que se debe tener presente es que posiblemente un niño, niña o adolescente puede que no haya  alcanzado la madurez o la edad en la que las actividades son pospuestas de manera consiente o que considera las consecuencias de no hacerla a tiempo, lo que si sucede en la edad adulta, cuando por ejemplo, la mayoría sí entendemos que para escribir un ensayo de 10 páginas puede que necesitemos investigar por lo que no lo podemos escribir en una sola noche, para nosotros es evidente el concepto de la procrastinación o aplazar una tarea y las secuelas que conlleva no dedicarle el tiempo necesario.

 Así también, las razones a cualquier edad son similares, por un lado, puede que la persona busque mil actividades menos importantes para hacer antes de iniciar o utilice excusas como: “es muy fácil”, “la hago en un momento” y podría seguir así sin parar de  mencionar. Esto generalmente es lo que impide identificar que se está procrastinando. ¿Qué significa la frase en negrita? que si no identificamos cuando realmente no podemos iniciar a hacer una actividad porque se nos interpuso otra más importante o simplemente utilizamos esa como pretexto para posponerla y no hacerla hasta el final.

Otro aspecto por considerar cuando nos referimos a la procrastinación es la falta de motivación al iniciar una tarea sea porque no nos agrada realizarla o porque consideramos que es muy difícil, o cuando luego de iniciarla por diversas razones se pierde la motivación para proseguir abandonando una tarea, proyecto o trabajo solamente por no seguir.

La motivación es parte fundamental cuando se tiene que realizar cualquier tarea y muchas veces no llega ser suficiente, porque se tiene una noción diferente de la tarea que se debe realizar. Por ejemplo, si se debe escribir un ensayo de 40 páginas y de un tema que no le llama la atención, la persona piensa en esa gran cantidad y de un tema que no conoce, sin considerar que este tipo de tareas deben escribirse en varias sesiones y desde días antes de su fecha de entrega para que se realice correctamente . 

Como indiqué antes la procrastinación está relacionada directamente con personas con un diagnóstico de trastorno por déficit de atención y otros como del espectro autista los que se asocian con un desarrollo inadecuado de estas, cuando se reconoce la causa es más fácil abordarla directamente y brindar estrategias y herramientas para apoyar en el hogar e institución educativa, en los mejores escenarios este individuo o individua crea un hábito y los aplica a lo largo de su vida consiguiendo compensar las dificultades que podría llegar a producir el desarrollo inadecuado de estas.

Sin embargo, se debe recordar que muchos niños o niñas no llegan a ser valoradas nunca para descartar la posibilidad de un trastorno que afecte el desarrollo de las funciones ejecutivas, teniendo presente que sus características pueden llegar a ser tan sutiles que se confunden con desfases, pereza, irresponsabilidad, lo que sucede debido a que no se conoce sobre las funciones ejecutivas y su importancia en la vida de cualquier persona, más aun en las que por razones por las que se pueden sufrir insuficiencia en su desarrollo de estas.

Con esto no quiero decir que todas las personas que todas las personas que alguna vez en su vida han procrastinado tengan insuficiencia de las funciones ejecutivas. Sin embargo, la mayoría que he escuchado en redes sociales aluden que procrastinan porque son TDAH, otros por ser más eficientes trabajando bajo presión y es más fácil que fluya sus ideas.

En conclusión, la principal forma de solucionar la procrastinación es identificar la causa principal por la que se hace, tomando en cuenta que niños o niñas menores de 11 años no han desarrollado las funciones ejecutivas por completo por lo que requieren de supervisión y apoyo al realizar algunas de las tareas, tratando de guiarlo o guiarla de manera que adquiera correctos hábitos de estudio o ejecución de tarea, como iniciar a estudiar con tiempo antes de la prueba escrita o de la entrega final de la tarea. En la adolescencia indagar los motivos por los que él o ella pospone hacer una o varias tareas académicas o del hogar, puede que no procrastine, sin embargo, no mida el tiempo que dedica a otras actividades más interesantes para él o ella como jugar video juegos o ver televisión, chatear con sus amigos o amigas y al iniciar la tarea no le alcance el tiempo para hacerlas bien o concluirlas. No obstante, no lo hace por que desee procrastinar.

  Nosotras las personas adultas por el contrario tenemos presente que hay tareas que se deben hacer y que encontramos otras menos importantes para hacer porque no queremos hacerla, debido a falta de motivación para iniciar a hacerlas lo que nos produce estrés y altercados con nuestra familia, compañeros de trabajo, entre otros. Más importante aún estamos conscientes que procrastinamos lo que nos impide avanzar en nuestras actividades importantes debemos buscar la manera de cambiar ese hábito para mejorar nuestra calidad de vida evitando estrés y discusiones innecesarias.

La procrastinación es un hábito que puede tratarse con estrategias simples como:
 

  1. Tomar un día y hora en específico para realizar la actividad en que sintamos que podemos iniciar sin distracciones.
  2. Si es muy larga dividirla en pasos para que no percibamos que es muy amplia sino la meta de una serie de pequeñas tareas.
  3. Dividir el tiempo en el que trabajamos en la tarea en periodos de trabajo y de descanso para no cansarnos o sentirnos ofuscados.
  4. Iniciarla con tiempo de anticipación, recordemos que cuando pensamos que no nos alcanza el tiempo nos preocupamos más y es más difícil pensar.

Cuéntame en los comentarios ¿Cuáles actividades has procrastinado? y ¿Por qué lo hiciste?

Referencias bibliográficas

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.6 en línea]. <https://dle.rae.es> [25 de enero del2023] 

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