Andrew no entiende las frases figurativas de su mamá

Tercera ley de Newton “para cada acción hay una reacción igual y en el sentido opuesto”.


    Esta anécdota que se puede tornar graciosa comenzó una tarde nublada de septiembre en que Andrew y su mamá salieron a comprar un regalo de cumpleaños para el papá de él. Los dos salieron de su casa a las tres en punto para ir a tomar el autobús que los iba a llevar a la ciudad.

    Cuando llegaron a la parada se sentaron a esperar como de costumbre, era usual esperar, aunque el servicio de autobuses era rápido. Ese día en especial, la mamá de Andrew observó que la tarde estaba muy nublada y parecía que en cualquier momento iba a llover. Ya habían pasado diez minutos y el autobús no llegaba lo que hacía estresar a la mamá de Andrew.

    Ya un poco estresada volvió a ver a Andrew y le dijo:

     —Mmmm… Este bus está tardando una eternidad...

     Andrew escuchó la frase y se quedó pensando Una eternidad es mucho tiempo, pero llevamos pocos minutos aquí. Entonces le respondió:

     —No… llevamos pocos minutos esperando, mamá.

    Ella oyó la respuesta, pero, no entendió y se preguntó ¿Por qué Andrew le había dicho eso? y antes de poder preguntarle, llegó el autobús, ambos se subieron, ella le pagó al chofer y caminaron hasta el fondo del autobús para sentarse.

     Cuando estaban sentados, ella le cuestionó con curiosidad.

    —¿Por qué usted me dijo que llevábamos pocos minutos esperando?

    —Porque usted dijo que el autobús estaba tardando una eternidad, y no es verdad —él respondió y añadió—, llevábamos pocos minutos.

     Ella se quedó pensando un instante y le expresó.

    —Tiene razón —y no le pregunto más.

Más tarde, cuando ya habían llegado a la ciudad, ambos estaban en una tienda en la que iban a comprar el regalo, su mamá vio unas camisetas tipo Polo de colores y le dijo a Andrew.

    —¡Vea! esas camisetas se ven muy lindas, además son del tipo que le gustan a su papá. —mientras las señalaba.

     Andrew levantó la mirada a donde señalaba su mamá para verlas,  luego emocionado le dijo en voz alta, casi gritando. —SÍ… —y añadió—¡vamos a verlas!

    Ella le hizo Shhhh  y luego le dijo —Recuerda, hay que hablar en voz baja —y aclaró— hay más personas aquí.

    Los dos caminaron hacia el estante de las camisetas, había muchas de todas las tallas y colores: rojas, amarillas, azules, negras, blancas… La mamá las observaba sin decidirse por cual comprar, ya que eran muchas.

    —¿Cuál piensa usted que le guste a su papá?, ¿Cuál quiere regalarle? —Le preguntó la mamá a Andrew.

    —No lo sé… —dijo mientras las miraba.

  —Son demasiadas. —dijo ella y luego exageró un poco—, parecen montañas.

    Luego de escuchar a su mamá decir esto, Andrew veía las pilas de camisetas y pensaba son muchas camisetas apiladas, pero no las veo tan altas como una montaña,  —y le dijo a su mamá—. Altas como montañas. —Luego las imagino como montañas y se río al  imaginarlas—. Ja ja ja.

   Ella lo volvió a ver y le dijo —sí… —también riendo. Luego le preguntó—. ¿Cuál le compramos?

     —La amarilla, porque es mi color favorito.  —Expresó Andrew muy emocionado.

   Ella se quedó pensando, su color favorito y qué pasa con el color favorito de papá, mmm, está bien, igual le va a gustar  —luego buscó una de la talla y la tomó, mientras la veía se dio cuenta que el precio no estaba colocado sobre el estante. Entonces, miró en la etiqueta, al encontrarlo se sorprendió por lo cara que era, pero no dijo nada sobre el precio, solo empezó a caminar por uno de los pasillos mientras le decía a Andrew y dijo—. Veamos más cosas.

    Mientras caminaban, Andrew vio un par de zapatos parecidos a los que su papá usa en el trabajo, en ese momento recordó haberlo escuchado decir la noche anterior que necesitaba un par de zapatos nuevos para trabajar.  Entonces le dijo a su mamá con mucha emoción:

    —¡Encontré los zapatos que papá necesita, véalos ahí!.

    —¿Dónde? —dijo ella.

    —Ahí, ahí. —Respondió él, añadiendo —¡Vamos a verlos!

    La mamá los observó por un momento y se dio cuenta  que sí eran los zapatos, además que había de la talla. Luego, vio el precio y se asustó de lo caros que eran, volvió a ver a Andrew y asombrada le dijo:

     —¡Los precios de esta tienda están por las nubes!

     Andrew la escuchó y se quedó viendo el precio de los zapatos y de la camiseta, levantó la cabeza y vio todos los precios que estaban al alcance de sus ojos y se  imaginó a cada uno a la par de las nubes en el cielo. Él pensó que eso era verdad, aunque los podía ver ahí.

Después de comprar los zapatos y la camiseta ellos salieron de la tienda. Mientras Andrew caminaba en la acera veía las nubes para encontrar los precios. Sin embargo, no los podía ver. La mamá al ver a Andrew pensó que estaba viendo las nubes oscuras que parecían estar cargadas de agua, le dijo de manera chistosa:

    —Parece que van a llover perros y gatos.

    —Perros y gatos. — dijo él.

    —Sí…

    —¿Por qué? ¿No son los precios los que están en las nubes?, ¿también hay perros y gatos?

    —¿Qué precios?

    —Los de la tienda. 

    Ella se quedó pensando un momento y le preguntó a Andrew. —¿Por qué usted piensa que hay precios en las nubes?

    Andrew la volvió a ver y le respondió:

    —En la tienda usted me dijo, que los precios estaban por las nubes. —Luego añadió— eso significa que hay precios en las nubes. —Volvió a ver al cielo y dijo— aunque ahora que los busco, usted me dice que hay perros y gatos. —Entonces, me pregunto ¿Están los precios de la tienda con los perros y los gatos en las nubes?

    En ese momento la mamá de Andrew recordó que una de las características de las personas dentro del espectro autista es su pensamiento literal, por lo que cada vez que ella usaba una frase figurativa, Andrew la entendía de manera literal.  Por eso cuando ella dijo este bus está tardando una eternidad, él le dijo, que llevaban pocos minutos, o que los precios están en las nubes, no era raro que Andrew pensara que estaban en las nubes.     

    Se rio al pensar que si ella decía parece que van a llover perros y gatos, él podía imaginarse a los perros y gatos cayendo en forma de lluvia, aunque nunca en la vida hubiera visto más que agua caer del cielo o nieve en las películas.

    Entonces, la mamá le explicó a Andrew que la mayoría de las personas usan expresiones o frases figurativas de forma habitual. Por ejemplo, cuando parece que va a llover mucho y muy fuerte, es normal escuchar la expresión “van a llover perros y gatos”, o que si algo tardo tiempo en suceder, por ejemplo, el autobús que ellos esperaban, las personas dicen la expresión “está tardando una eternidad” u otras muy parecidas. Por lo que no es extraño que él escuche a las personas decir alguna frase muy confusa o hasta chistosa.

    Luego, ella se rio al imaginar perros y gatos cayendo del cielo como lluvia, así como los precios en las nubes de forma que se sintió tan confundida como Andrew.

    Ahora una forma en que la mamá utiliza para apoyar a Andrew para que comprenda las distintas frases figurativas que  utilizan las personas es explicarle el significado cada vez que usa una. También, le explicó, que si él escuchaba alguna en otro lugar se la dijera, así ella podría aclararle el significado.

    El uso del lenguaje figurativo sentido es muy normal y no se va a dejar de utilizar en los diferentes contextos que se desenvuelven las personas dentro del espectro autista. Por esa razón,  los padres, madres y profesionales que los rodean deben darse a la tarea de explicarle desde edades tempranas que esto es de uso común y que pedir que se les explique el significado está bien, con esto se les brinda una herramienta para la convivencia familiar y social.

Termino recordándoles de nuevo la tercera ley de Newton: "Para cada acción hay una reacción igual en el sentido opuesto" nuestras acciones o palabras tienen el poder de impulsar a una persona de forma positiva o negativa, siempre busquemos hacer el bien.  


 

   

       


 


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